En todos los tiempos los seres humanos han buscado la
verdad, utilizando todos los recursos que el razonamiento les haya sugerido;
desde la invención de una serie de principios filosóficos, teológicos,
científicos… hasta la búsqueda de esa verdad con sangre y fuego.
Por más vueltas que den los mortales, siempre llegarán
al mismo punto: “sentirán en lo más profundo de su ser que no son felices
totalmente, que algo los perturba…” Y esto si es una VERDAD.
Algunos estudian mucho, alcanzan un nivel académico
impresionante o acumulan grandes riquezas; sin embargo, la misma desesperación,
angustia, impotencia y llanto de los más necesitados, es igual a la que sienten
ellos.
Los seres humanos durante miles de años han buscado la
verdad, llámese ésta felicidad, paz, salvación del alma, vida eterna, seguridad de que algún día se estará con Jesús, unidad familiar, amor verdadero, enfrentar los problemas con
serenidad, aprender a vivir con lo que cada uno tiene…
Reyes, faraones, señores feudales, sabios, filósofos,
ricos, poderosos, presidentes, dictadores, políticos, aventureros y otros más
han buscado las verdades de la vida, pero, de manera equivocada. Se han
inventado principios filosóficos, reglas de conducta –algunas no muy buenas-
religiones extremistas; al igual que la creencia en adivinos, brujos,
espiritistas y en el lavado de cerebro; también, con sangre y fuego. Y teorías
más fantásticas como la del Santo Grial y otras como la cienciología, masones,
iluminados, etc.
Lo primero es entender que las verdades de la vida
ÚNICAMENTE provienen de Dios y de nadie más…
El hijo de Dios, Jesucristo, dijo claramente: “Yo soy el camino, la
verdad y la vida, nadie va al Padre sino es por mí “.
Segundo. Las verdades que enseñó Jesús, no están escondidas
ni son complejas y están al alcance de todos los mortales, sin importar la
condición económica, social, racial, académica, física o de otra índole. Para
Dios todos somos iguales.
Tercero. Estas verdades las podemos leer en el libro
más poderoso y leído por millones de semejantes: “La Biblia”. Este es un libro fácil
de entender. Comience a leer los Evangelios de San Mateo, San Juan, Lucas y Marcos,
en el Nuevo Testamento; y los Salmos en el Antiguo Testamento. Todos podemos
leerlos. No tiene que ser religioso ni estar en una iglesia para leer la
Biblia, nadie se lo prohíbe; sólo pida a Jesús sabiduría. Piense que va a leer
una novela, libro, revista o periódico –la diferencia es que la Biblia mejora
la vida de los seres humanos.
Cuarto. Las verdades de Dios, las únicas que dan
felicidad, paz, amor, serenidad, fe, fuerza de voluntad, vida eterna y la salvación del
alma: son reglas sencillas y fáciles de practicar.
Quinto. ¿Cuáles son estas reglas o mandamientos de
Dios? Orar, leer los salmos, hablar con Dios y Jesús todos los días. Créame que
le va a gustar, pues sentirá algo hermoso en su vida. Orar por su familia y los
necesitados. Honrar y respetar a sus progenitores (papá y mamá); amar a sus
hermanos y familiares; respetar a su cónyuge, practicar la fidelidad, honestidad, la tolerancia,
la paciencia, la comprensión, el respeto, la solidaridad, responsabilidad y trabajar...
Estas reglas y otras más: son sencillas y fáciles de
entender y poner en práctica… Estas son las verdades de la vida que están en
nuestras manos y nos dan felicidad, paz y salvación si hacemos el esfuerzo de
practicarlas… Pidamos a Jesús la fuerza necesaria…
Por último recuerde siempre que Jesús, el hijo de
Dios, nos regaló estas normas de vida para que seamos felices aquí en la
tierra; pero, El si pagó estas verdades con su propia vida… ¡Bendito y
alabado sea Jesús!
Por: Eric Enrique Aragón