domingo, 15 de agosto de 2010

Palabras del Director

Distinguidos Lectores:

La revista Futuro es un medio informativo y cultural, que se creó con la finalidad de orientar, instruir, motivar y desarrollar el pensamiento positivo y optimista en los lectores.

Para lograr nuestro ideal se hará una selección de artículos y noticias de los diferentes diarios a nivel mundial. Además se presentará una serie de resúmenes, comentarios, biografías y pensamientos filosóficos que han influido en la historia de la humanidad.

La revista tendrá un enfoque variado, ya que se tratarán temas ecológicos, sociales, políticos, económicos, turísticos, históricos, literarios y de motivación; pero, siempre se buscará en cada tema, un alto contenido de calidad y que cumpla con el objetivo de la revista.

Tenemos plena confianza en nuestro Dios - el Dios de Israel- que todas aquellas personas que visiten esta revista,
encuentren en sus páginas un mensaje motivador e inspirador, que cambie su modo de pensar y caminar por la vida...

Indudablemente, este sueño únicamente será posible con la participación de ustedes, como lectores y patrocinadores de la revista Futuro.


Eric Enrique Aragón
Director y creador

Correo Electrónico: aragon044@yahoo.com

Cell Phone:  62 88 04 74  

jueves, 5 de agosto de 2010

Una mano amiga...

Resulta muy triste para un ser humano, en medio de un problema difícil y complejo, no encontrar una mano amiga que lo ayude. Sin embargo, lo que causa más desesperación, angustia y dolor, es saber que nadie te puede ayudar; porque tu problema es grande… ¡No te queda otro camino, que bajar la cabeza y resignarte! Algunas veces esta resignación se traduce en decisiones equivocadas, que te afectan a ti y a tu familia.

A veces los problemas por los cuales pasa un individuo son consecuencias de sus actos, a lo largo de su camino por el mundo terrenal. Y no son todos los que tienen la oportunidad de contar como su vida cambió, por algún suceso inesperado o más bien por la misericordia de una mano invisible.

Hace dos mil años pasó por esta vida terrenal un ser sabio, que nos dejó las reglas para vivir mejor. Normas que no se respetaron y mucho menos se practicaron. Dos mil años después las mismas reglas están vigentes y al alcance de toda la humanidad. Pero, al igual que en la antigüedad, la humanidad sigue violando estas sabias recomendaciones.

Este señor demostró ser el mejor amigo de la humanidad, porque realizó la acción más grande que se puede hacer en beneficio de los demás: “ofrecer su propia vida en sacrificio”.
Gracias a este hombre llamado “Jesucristo”, hoy día podemos acercarnos a él mediante oraciones sencillas, y pedirle la fuerza necesaria para llevar una vida conforme a sus mandamientos, si queremos vivir mejor…

Su gran mensaje se traduce en una reglas fáciles de cumplir, si le pedimos su guía y fuerza:
Darle el respeto (a El) que se merece; no hacerle daño a nadie y buscar siempre la unidad familiar.

“Gracias JESUCRISTO por ser mi mano amiga, que nunca me abandona en mis peores momentos…”

Por: Eric Aragón
5 de agosto de 2010




domingo, 1 de agosto de 2010

Mi primera experiencia en la escuela...

Para muchos niños la experiencia de ir a la escuela por primera vez, es bastante traumática. Por eso es necesario que alguno de los padres o tutores, esté pendiente del desenvolvimiento del niño, en la escuelita. Mantener contacto directo y a diario con los maestros; y si es posible, o por lo menos, tratar de acompañar al infante a la escuela, cada vez que se pueda, es fundamental para la estabilidad emocional del pequeño.

Los adultos deben comprender que el niño se siente raro e indefenso, en un ambiente totalmente nuevo para él; y si ve algún elemento hostil en la escuela; podría ser hasta traumática su experiencia escolar. Ésta debería ser la mejor para el niño; ya que va a realizar actividades que desarrollarán su imaginación y creatividad; y por otro lado, conocerá nuevos amiguitos. Pero, hay que hacer énfasis en el hecho de que los padres deben ayudar a que el proceso de adaptación escolar, sea lo más rápido y satisfactorio para el niño.

¡La verdad…! El recuerdo que pasa por mi mente, acerca de mi primera experiencia escolar, es un poco confuso en ciertos casos. No obstante, si recuerdo perfectamente lo principal del relato.
Eran los inicios del año 1966. Cumpliría dentro de unas semanas la edad de cinco años. En estos años muy poco se conocía la educación, que hoy día se llama preescolar. Es decir, que al niño se le lleva -desde los tres y cuatro años- a una escuelita especial, donde más que todo se le estimulará la creatividad y se le ayudará al proceso de adaptación, de modo que cuando empiece la escuela básica, se pueda adaptar fácilmente.
¡Hago el intento de comprender, porque la señora con quien vivía, me había entregado a una mujer joven… casi una muchacha, para que me llevara a vivir a otro lugar!
En mi mente está claramente la imagen de la muchacha, cuando me lleva de la mano a tomar un bus de pasajeros (chivita). Aparentemente, nos dirigimos a un pequeño pueblo, ubicado en un lugar alto; ya que la chiva va por una carretera, en forma de curvas y que sube…

Aunque no le veo la cara a la muchacha en mis recuerdos, si la visualizo como una joven de corta edad, tal vez unos dieciocho años; esbelta y con un vestido (traje), bien arreglado. Tiene la apariencia de una joven muy seria… ¡Lamentablemente…! Por más que trató de buscar en mi mente… no encuentro ninguna información, sobre esta muchacha desconocida… ¡Solo Dios sabrá quien era esa misteriosa muchacha, y si aún vive…! ¿A dónde estará…?

Llegamos a un pequeño pueblo. Recuerdo que las líneas del ferrocarril pasaban por todo el centro del poblado –en esos años eran muy populares los trenes como medio de transporte-. Había bastante casas, tiendas, supermercados, y calles laterales.

La muchacha me llevó a vivir con una familia, un poco numerosa. Era una calle que no tenía salida. A la entrada de la misma (calle), estaba una casa, con un gran patio, lleno de animales domésticos. ¡Aquí se reunía toda la familia a comer! Al final de esta misma calle, otra casa, con varios cuartos –llenos de camarotes-. Aquí dormía yo… ¡…Y por cierto, qué problema, la gente no sabía que hacer conmigo…Tenía la mala costumbre de orinarme, casi todas las noches en la cama…! Ambas casas pertenecían a la misma familia… ¡Y todavía no descubro –y nunca lo haré- quienes eran estas personas y que hacía yo allí…! Cuando se salía de la calle, en la cual me encontraba, inmediatamente se observaba la escuela, a dónde iría, yo, al kínder –estaba cerca de la casa-.
No recuerdo si alguien me llevó a la escuelita o tuve que ir solo. Lo que sí sé, es que estuve pocos días en la escuela. No me pude adaptar… ¡Me la pasaba llorando…! Después… ¡Todo se acabó…! ¡Salí de ese pueblo…! Alguna persona me tuvo que sacar… ¡No recuerdo más…!
¡Y la muchacha misteriosa…! Prácticamente, desde que me llevó al pueblo, desapareció… ¡Jamás supe de ella…!

Lo único agradable que me gustó de ese lugar, es que me escapaba de la casa, al atardecer, para ver las series de televisión que se transmitían en esos años. Me paraba enfrente de la casa de una familia cualquiera, para ver televisión, ya que era muy común mantener las ventanas y puertas abiertas. Mucha gente en esa época, acostumbraba asomarse por las ventanas y puertas, para ver la televisión. No todo mundo podía tener un televisor. Y los que sí tenían, dejaban ver a los vecinos las series y telenovelas –muy populares por esos años-. Mi serie favorita era el “El gato”. Pero, realmente, no era la única serie que me atraía. Casi todas las series de televisión de esta época me fascinaban.

Recordemos las famosas series de televisión: Batman y Robin, Bonanza, El Gran Chaparral, Los Agentes de Cipol, Superman, Rin Tin Tin, Lassie, La Pandilla, Hawai 5 Cero; en fin, todas las series eran espectaculares; pues, la televisión estaba de moda.


Por: Eric Aragón
1/agosto/2010

jueves, 1 de julio de 2010

La mejor enseñanza que recibí...

La regla de oro más importante que debe observar toda persona es: “la oración”. Esta representa el puente entre nosotros -los mortales- y Dios.
Cuando apartamos unos minutos de nuestras actividades diarias, para dedicarlo a decir tan siquiera un Padrenuestro, con la mayor sinceridad; lo más seguro es que Dios y su hijo Jesucristo, nos apoyarán en todo lo que hagamos.
Pues, la oración, cuando sale del corazón, es una invitación que le hacemos a Dios. “He aquí yo estoy a la puerta y llamo, si alguno me abre, yo entraré…” Jesucristo, que dio la vida por nosotros, todos los días está tocando la puerta de nuestro corazón…
---- ¡Ven muchacho arrodíllate…! No podemos acostarnos si no hacemos la oración antes…
---Me decía la anciana, de cabellos blancos y un poco pasada de peso.

Todas las noches me mostraba rebelde ante tal solicitud. Para mí esto de hacer una oración era lo más aburrido del mundo… Prefería mil veces ponerme a jugar. Y en efecto, antes de acostarme me ponía a jugar con unos soldados que hacía de papel. Muy pocos juguetes de verdad me compraban. En ese momento no lo comprendía…Ahora que crecí, estoy seguro de que la anciana no me compraba juguetes, porque era muy pobre. Ella fue una de las pocas personas que me amaron y que me enseñó lo mejor de su vida: ¡A conversar con Dios…! Su recuerdo siempre estará en un lugar muy especial de mi mente…

Calculo –no estoy seguro- que la anciana llamada Leovigilda, había nacido en el año 1880; ya que tenía un poco más de ochenta años de edad. Estamos ahora mismo ubicados entre el año 1964 y 1965, aproximadamente. A pesar de que tenía familia, la mayor parte del tiempo, hasta donde mis recuerdos alcanzan, vivía sola. Yo era su única compañía. La casa donde vivíamos era de madera, no muy grande. Tenía tres divisiones: una sala, a un lado de ésta, la cocina; y en la parte posterior, el cuarto donde dormíamos, bastante grande para dos personas…La anciana y el pequeñín de 4 años, o sea, “yo”.

La casa estaba casi en el centro del pequeño pueblo, frente a una calle que salía a la carretera principal, que atravesaba el país de un extremo a otro. Cerca una estación de trenes… Algunas veces tenía que viajar con la ancianita, a visitar a sus familiares que vivían en otro lugar muy distante y viajábamos en el tren…

---- ¡Niño malcriado! ¡Mañana se tiene que despertar a las cinco de la mañana! Me decía la ancianita. ¡…Cómo si yo no me despertara a esa hora…! Si algo jamás dejaron de enseñarme cuando estaba pequeño, era que tenía que levantarme al amanecer. Pues para ellos levantarse tarde era de holgazanes…Siempre me ponían a hacer alguna tarea… ¡Lo que más odiaba era recoger las hojas del patio…!

----Mañana viajaremos en tren… Estas palabras que finalmente me expresaba la ancianita, Leovigilda, eran “palabras mágicas para mí…” No dormía en toda la noche…Y creo que a las tres de la mañana me levantaba de la cama, pensando que así podía hacer correr el tiempo… La anciana me regañaba por interrumpirle el sueño…Yo dormía a un lado de ella, rozando sus costillas, en la misma cama. ¡Por cierto! La cama era de madera…

“Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos señor, Dios nuestro; en nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo…Amén”.

“ Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino, sea hecha tu voluntad, en el cielo como en la tierra; danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores; no nos dejes caer en tentación y líbranos de todo mal…Amén”.

A esa edad estas eran las oraciones más aburridas de mi vida… Obviamente, no comprendía el valor de las sagradas palabras… Y era obvio, que no podía a esta edad entender… como cualquier infante de cuatro añitos. Pero, gracias a la persistencia y a la convicción, que tenía esta anciana, de que algún día estas palabras serían mi mayor tesoro… ¡Nunca…! ¡Nunca…! ¡Jamás…! Dejó de enseñarme “a orar a Dios”.

Hoy día le agradezco a Dios, que puso en mi camino a esta anciana Leovigilda, que me regaló el mejor tesoro que puede tener un ser humano “Conversar con Dios”.

¡Qué Dios y Jesucristo la tengan en su gloria…!

Autor:
Eric Aragón
1 de julio de 2010

¡Mi vida… una ironía...! (Relato)

¡La historia de mi vida…! Tiene tantas anécdotas que cuando se la cuento a alguien y sobre todo a la gente joven, les causa risa… A veces he tenido que ganarme algún dinerito para sobrevivir, trabajando unas pocas horas como profesor –es lo único que me ofrecen- y créanme que hay que hacer malabarismos para comer y pagar el alquiler.

En ciertos momentos libres, cuando converso con los jóvenes estudiantes y éstos me preguntan por los eventos de mi vida, yo me animo a contarles –por supuesto, no todo se les puede relatar-.
En otras ocasiones, también, algún adulto o contemporáneo (ya casi estoy en los cincuenta años), desea conocer mi pasado…

Cuando tomo la decisión de narrar algún detalle de mi vida, terminan mis interlocutores con una sonrisa –que más parece burla- o un gesto de ironía, porque hallan la narración de algunas facetas de mi vida, algo fantásticas o sacadas de la mente del productor de cine: Steven Spielberg.

Aún no puedo explicar como pude llegar a las aulas universitarias y como si fuese poco llegar a ser un estudiante distinguido… Mi niñez y mi adolescencia están cargadas de tantos sinsabores, que a esta edad debí en lugar de contemplar las estrellas, como lo hago al amanecer, estar estrellado…

Mi verdadera madre, una gitana que emigró a Centroamérica (Costa Rica), en los años 50, y que mi mente no logra recordar bien. "Una leve y borrosa imagen de una mujer esbelta, clara de piel, con su rizado y largo cabello", es lo único que logro ver en lo más recóndito de mis recuerdos… ¡Es comprensible que no la recuerde! La última vez que la vi sólo tenía 4 añitos…

Después me convertí en una bola –entiéndase la expresión en forma literal-; ya que distintas personas, en diferentes países donde viví tales como Costa Rica, Islas Canarias, el este de Europa, sobre todo Rumanía de donde era mi aventurero padre, y Panamá donde me trajo mi madre, intentaban adoptarme de hecho, pues legalmente nadie lo hizo ni le interesó. En fin, la historia siempre era la misma: “te queremos educar…” y al siguiente año me largaban como un… Bueno… hay que utilizar la imaginación… No cabe la menor duda de que soy hijo de una gitana… ¡Nunca…! ¡Jamás! Me pude adaptar a un lugar o tomar en serio algo. Siempre fui inestable, soñador y aventurero… Desde que tuve uso de razón mis pensamientos siempre han estado en un lugar lejano...Quizás es cierto lo que dicen… Que la sangre llama…

A los ocho años me ganaba mi propio dinero, limpiando zapatos o vendiendo frutas para algún fulano… Me iba con otros mozalbetes a los grandes ríos, llenos de fuertes corrientes y remolinos. Recuerdo una vez que una señora me llevó a su casa. Era una familia pobrecita que vivía en un campo… La señora, bueno, para mí era mayor…Pero realmente se trataba de una mujer joven que trabajaba como empleada doméstica en la gran ciudad… El asunto es que un día salimos a visitar a una vecina, cuya casa estaba lejos. Así es el vecindario en el campo… Cuando estábamos donde la vecina, se me ocurrió lanzarme a un río que estaba frente a la casa de ésta. El charco parecía poco profundo… ¡Sorpresa la mía! Se trataba de un río sumamente hondo y con fuertes corrientes… ¡Me estaba ahogando...! ¡Tragaba agua, trataba de gritar y no podía...! ¡Movía las manos desesperadamente! –"estaba pequeñito, no podía hacer más"- milagrosamente la misma corriente que me estaba ahogando, me llevó a las raíces acuáticas de un gran árbol que estaba a la orilla del río. No sé como pude agarrarme desesperadamente de las raíces y salir del río… Me encontraba asustado, era una experiencia sobrehumana para un niño… ¡Lo increíble de todo es que las dos mujeres estaban hablando tranquilamente y jamás se dieron cuenta de mi agonía…! En lugar de traumatizarme esta mala experiencia, me convertí en un excelente nadador a los nueve años. "No hubo río por más peligroso que fuese, que me asustara…"

En otra ocasión, un supuesto padrastro, esposo de una señora que según ella, mi mamá me regaló. Pero ¡Jamás! durante el tiempo que estuve con ellos supieron darme una explicación coherente y satisfactoria de tal hecho. Más bien pensaba y aún lo hago, que ellos pudieron comprarme o que alguien me plagió… Estamos hablando de una época en la cual no había tanta bulla ni investigaciones por estos actos… A menos que se tratara de gente influyente o adinerada… ¡Pero gitanos…! Éstos eran tratados mal en Europa y en todas partes del mundo…

El señor –supuesto padrastro- me llevó a vivir con él, ya que estaba separado de la señora. Me inscribió en un buen colegio católico, donde estuve poco tiempo; sin embargo, recibí una excelente formación moral y buenos ejemplos que marcaron mi porvenir… Recuerdo que estando con él conocí de cerca los grandes barcos que venían de Europa a buscar bananas… Vivíamos cerca de un gran puerto al cual llegaban los grandes barcos… El padrastro mío –poco tiempo duró su papel como padrastro- trabajaba para la compañía multinacional Chiquita Brands International, que se dedicaba a la producción y exportación de bananas. Subir a los barcos y recorrer todas las secciones fue tan impresionante, que quería trabajar en uno de éstos. Nunca me dejaron laborar en estas embarcaciones, pues, el señor (padrastro) alegaba que tenía que hacer muchos trámites, porque yo era menor de edad. Déjenme decirles que en esos años hasta un fantasma podía trabajar fácilmente en los barcos… Lo más que alcancé, fue trabajar unos días en un barco de cabotaje…

En pocos meses este señor, con sus comentarios y regaños, me hacía sentir como el mozalbete más rebelde de la época (años 60 y principios del 70). Ahora que tengo buen uso de razón, me doy cuenta que simplemente preparaba el camino para deshacerse de mí… Y así fue… me tiró a la calle como un…Nuevamente… La imaginación… Pero, antes de que esto sucediera, a los doce años de edad, con un montón de monedas (centésimos) que sumaban un dólar, me escapé de la casa y con un poco de creatividad, conseguí subirme a un avión carguero –en ese tiempo muchos utilizaban hélices- y viajar lejos, aunque al rato me devolvieron, sin mayores consecuencias…Mi vida está llena de emocionantes aventuras y eventos dramáticos, que espero contarlos poco a poco…


Por:
Eric Aragón

El día que se perdió el pato...

La tía María, como todos le decíamos, andaba desesperada, gritando… ¡Qué alboroto había formado eses día…! buscando de un lado a otro…Cualquiera pensaría que buscaba al “nieto recién nacido…” Sin embargo, no era un ser humano lo que con tanto afán buscaba. Seguía gritando cada vez con más fuerza: ¡Esteban…! ¡Esteban…! ¡Esteban…! ¡Donde estás! Pueden creer que se trataba de un pato. ¡Por supuesto…! No era cualquier pato… “Era su pato”.
Como ella decía: -Esteban es mi pato preferido. Siempre anda detrás de mí. Un día de estos me va a hablar, y cuando eso ocurra no sé que le voy a decir-.

Era una pequeña casa de madera, sin mucha estética, más tenía la forma de una figura cuadrada. Apenas se cruzaba la puerta de entrada, se encontraba uno con una pequeña sala y después seguían varios cuartos: uno al lado del otro y en el centro un pasillo. En total cuatro cuartos. Al final, el quinto cuarto que abarcaba todo el espacio y se utilizaba como depósito. Éste tenía una puerta de salida hacia la parte trasera de la casa.

A lado de la casa -mirándola de frente, hacia la derecha- un rancho de paja, abierto por todos los lados, que se utilizaba como cocina. Realmente, la cocina consistía en dos fogones, que usaban tres grandes piedras cada uno. El combustible era la madera seca, la cual se encendía echándole un poco de querosín. Ahora recuerdo –pues, tenía cinco años de edad- entre el rancho de paja y la casa, colocaron un techo de zinc, e hicieron un piso de cemento, para usarse como comedor –también estaba abierto, sin puertas-.

Enfrente de la casa estaba una quebrada, que la tía María utilizaba para lavar los platos; incluso, también, la ropa. Con este propósito se colocó en el lugar más adecuado, un techo de zinc y unas piedras de cierto tamaño, que servían como asiento a las personas que estuviesen allí lavando. La quebrada no estaba muy lejos de la casa, quizás a unos 30 metros.

Igualmente, la casa estaba rodeada por grandes árboles, cuyo dolor de cabeza para mí, era el montón de hojas que se desprendían - más en la época seca- que yo tenía que recoger todos los días. Había árboles de todas clases, desde frutales (naranjas, guabas, tamarindo, cocos y otros); hasta aquellos usados para sacar madera, como el Roble, Macano y Cedro. Me encantaba ver éstos últimos por ser árboles de gran altura…

Antes de llegar a la quebrada, que ya mencionamos, había varias cuerdas de alambre delgado, amarradas entre dos árboles, que se usaban como tendedero de ropa. La casa –realmente era una finca- tenía grandes extensiones de terreno hacia atrás. En éstos se apreciaban corrales (lugares destinados a los animales), con cercas de alambre de púas o de de una especie de bambú muy resistente. Había un corral para cada especie de animales o de aves; tales como, las vacas, cerdos, caballos, gallinas y patos.

Algunas gallinas, gallos y patos, al igual que un par de cerdos y caballos veteranos, andaban libremente. Éstos siempre permanecían cerca de la casa…Realmente eran los que le daban la alegría, con sus diferentes ruidos… Y no podía faltar el mejor amigo del hombre: un par de perros ordinarios, de color marrón claro, más parecido a los tinaqueros, que no sólo avisaban cuando venía un visitante –siempre los había- sino que cuidaban a los animales que estaban en la casa, de la presencia de las zorras, culebras, gavilanes, tigrillos o de cualquier otro animal indeseable, que acechaba a los animales domésticos.

Todos los días al amanecer, los residentes de la casa se despertaban con el alegre canto de los gallos. A las seis de la mañana, tanto los miembros de la familia, como los animales domésticos esperaban el desayuno. Algunas veces había uno que otro animal que se aventuraba a exigirle a la tía María, el desayuno. El caballo viejo era uno de estos animales que a veces le empujaba la ventana de su cuarto. Todos ellos andaban siempre detrás de la tía. Pero, uno de los preferidos por ella, era precisamente el pato Esteban. Nombre que sacó de una radionovela.

Además de la tía María –la protagonista de este relato junto a su fiel pato- cuya edad rondaba los 48 años, aproximadamente; estaba el esposo, un señor de unos setenta años, trabajador y fuerte como un roble, a quien todo mundo llamaba “Tatica”. Un nieto de unos quince años, que trabajaba a la par de los adultos en las labores de campo. También, los acompañaba un muchacho de origen indígena, que servía como mozo. Al igual que la mamá de la tía María, a quien todos llamábamos cariñosamente “abuela”. Y por último me encontraba “yo”, el que recuerda esta historia, situada en el año 1966 (apenas tenía cinco años de edad).

--- Si uno de ustedes votó a Esteban... ¡Nadie desayunará hoy! …–Expresaba la tía María- Yo sé que no lo quieren, porque le gusta subirse a las camas. Pero “es mi animal y yo lo estimó mucho”. ¡Creen que yo no los escuché hace unos días, decir: que lo (el pato) iban a llevar lejos, a la montaña…!

Ese día fue tal el alboroto que formó la tía María, que nadie fue a trabajar; pues, todos se sumaron a la búsqueda del famoso pato. Hasta los otros animales se veían desesperados buscando, también, a Esteban; sobre todo, los perros tinaqueros –grandes amigos del pato.

--- ¡Por estar metiéndote en las ollas te pasó esto…! ¡…Qué voy a hacer sin ti…! ¡Porque, Dios mío, te llevaste a mi compañero Esteban! --Gritaba desconsolada la tía María- al encontrar el pato después de tantas largas horas de búsqueda, sin vida dentro de una enorme olla, usada para sancochar plátanos y otras verduras, que por alguna razón se volteó cuando el pato se metió dentro de ella.

¡Bueno…! Durante unos días todos extrañamos al pato, sobre todo, la tía María.

Al cabo de un mes todo volvió a la normalidad…ya nadie mencionaba a Esteban…Tal vez para no herir a la tía María que todos apreciábamos mucho…
¡Definitivamente que la comida mató al pato…!


Autor.
Eric Aragón
1 de julio de 2010

martes, 1 de junio de 2010

¡Cuándo mi vida cambió…! Parte I (Relato)

Miraba los grandes árboles que me rodeaban y cuyas ramas se movían de un lado a otro, casi de una manera rítmica. Se podía escuchar un hermoso y leve sonido, producto de la suave brisa que soplaba, como si la bella princesa de un cuento de hadas, acariciara mi poco agraciado rostro.

Estaba sentado en la banca de un famoso parque, a mi lado una muchacha... De piel muy blanca, demasiado alta para mí. Ella pertenecía a una familia de clase media y de fuertes principios morales… Ambos cursábamos el penúltimo año de la escuela secundaria. La verdad no me explico que hacía conmigo. Desde corta edad he sido un enamorado de las mujeres lindas… pero, siempre me ha ido mal… tal vez por no tener el físico de Paul Newman; más bien, si habría que compararme, sería con un Orson Welles… ¡y quizás éste atrajo más mujeres en una hora, que yo en toda una vida…!

Todos los compañeros de estudio y la directora nos andaban buscando por todas partes…Eran las diez de la mañana y nos habíamos escapado de la escuela para ir al parque a darnos unos besos… Siempre la cuerda se rompe por el lado más delgado. En este caso –utilizando el sentido figurado- yo representaba esa parte más frágil de la cuerda. La directora me quería expulsar del centro educativo y los padres de la joven hicieron una campaña para ponerme como el peor de los estudiantes… ¡Y por supuesto…! Le prohibieron a la esbelta muchacha que tuviera contacto conmigo… Unos días después, ella me pidió que nos viéramos a escondidas, pero, mi orgullo y frustración hicieron que no la determinará jamás…

Mi vida de adolescente en ese momento era un caos, andaba de tumbo en tumbo. No sabía que quería en la vida ni que camino seguir. Dentro de unos meses cumplía dieciocho años y para rematar no sabía que hacía en la escuela…No era mi prioridad, no me gustaba. No tomaba el estudio en serio. Me dedicaba a la vida mundana… Llevaba una vida nocturna –parecida a la de un vampiro- hasta altas horas de la noche en las cantinas, bares y lugares de apuestas. Me gustaba jugar billar, era un apostador hábil. Ganaba dinero, a pesar de estar prohibido para los menores de edad, trabajando en los billares… Era un joven precoz en esta clase de vida, en la cual predominaba lo negativo… De vez en cuando tenía que darme puños con alguien… En fin, no era de extrañar que viviera así, al fin y al cabo, soy hijo de una gitana española, que huyendo de la persecución en Europa –tal vez buscando una mejor vida para mí- vino a América a abandonarme a principios de la década del sesenta; para ser exacto en el año mil novecientos sesenta y uno.

Después del incidente con la joven, decidí viajar a otra ciudad. Desde pequeño me gustó viajar… Siempre me la ingeniaba para hacerlo, a veces sin plata ni ropa. Usando la imaginación y el juego de palabras, lograba viajar a otras lejanas regiones. Nunca me sentí como parte de los lugares donde vivía, con alguna persona o familia que –supuestamente- me quería adoptar; pero, que al final me daban una patada… y para la calle; porque según ellos, yo no iba a servir para nada productivo en la vida… Me habían condenado antes de tiempo… Prácticamente, viajé con lo que tenía puesto y con casi ningún dinero.

Ha transcurrido la mitad del año 1979. Cuando se me acabó el dinero, tuve que dormir un par de días en un callejón. Mi cama consistía en unos cartones. Tenía que dormir con un ojo abierto, pues, abundaban los del mal vivir. Se me ocurrió –creo que desde que nací tuve una gran imaginación- ir a una iglesia, no recuerdo la denominación, y decir que había sido objeto de un robo y que por favor me ayudaran, pues, necesitaba un trabajo y donde quedarme…Tengo que reconocer que a diferencia de otros, siempre le caía bien a la gente… De repente no quedaban muy convencidos de la historia que les contaba, pero, siempre me ayudaban…

Terminé en la casa de una gente que asistía a la iglesia. Un señor miembro de esta familia, trabajaba arreglando los jardines y limpiando el patio de casas de familias pudientes. Lo hacía como un servicio profesional y le pagaban por día. Trabajé unos días como ayudante. Después me recomendó para que trabajara con un señor de familia rica y aristocrática, como jardinero y aseador. Como el trabajo era de tiempo completo, tenía que dormir en un cuarto que estaba detrás de la residencia. Realmente eran dos habitaciones especialmente para los empleados. ..¡Y qué cuartos…Eran bonitos y sus baños con preciosos mosaicos!

La residencia era de una sola planta, pero, enorme y muy linda. Tenía una terraza en la parte posterior; al igual que una gran piscina que me tocaba limpiar todos los días. Una fachada impresionante…Tenía grandes columnas de piedras, pintadas de un apropiado color rojo, que las hacían atractivas a los ojos humanos. Un jardín lleno de flores de todos los colores. Y un garaje para varios automóviles. Sin embargo, no todo era perfecto aquí… La familia estaba separada… Simplemente mostraban una falsa imagen a la sociedad de ricos y famosos, como lo eran. La esposa, una señora gorda y sin mucha gracia, ocupaba un cuarto lejos del esposo –aún no se habían divorciado-. Era dueña de una casa de playa, en un lugar exclusivo para los aristocráticos y recibía un jugoso cheque mensual por servicios prestados como diplomática –más bien creo que se trataba de un regalo que le hacía su influyente familia-.

Continuará….




Autor: Eric Aragón
27 de mayo de 2010

¡Cuándo mi vida cambió…! Parte II (Relato)

Por otro lado, estaba el esposo de la doña - mi jefe- de unos 54 años de edad, quien era el dueño de la residencia donde me encontraba. Trabajaba como alto ejecutivo en una empresa multinacional. Y no podía faltar, la linda y vanidosa hija. Una joven de 15 años, a quien le gustaba presumir en el club social más exclusivo del país (únicamente para aristocráticos).
Lo cómico es que la hija y la madre no le hablaban al señor; mejor dicho, ninguno se determinaba. Y cada quien tenía su propia servidumbre. No es exagerado decir que se odiaban…

Cuando el señor llegaba del trabajo –supongo que la soledad lo impulsaba- me llamaba para que lo acompañara a cenar y después nos poníamos a jugar naipes. Entre jugada y jugada, me hablaba de su vida como estudiante en los Estados Unidos de Norteamérica y de su profesión como financista –muchos años después vine a comprender que hace un financista-. Los relatos que me hacía de su vida como estudiante, me impresionaron bastante. Por otra parte, tenía una gran biblioteca llena de tantos libros, que cautivaron mi atención… ¡Pero, aquí no finaliza mi admiración…! Observar a este señor hablar bien y poseer tantos conocimientos; al igual que el manejo tan preciso de los cubiertos, a la hora de comer: ¡Me impactó doblemente…!

A los pocos días de trabajar en la residencia, me comunicó el señor que tenía que acompañarlo a la casa de playa. ¡Yo no iba a pasear…! Sino a trabajar como mesero (waiter). Con frecuencia acostumbraba reunirse, los fines de semana, con sus amigos en la casa de playa. Estas pláticas de sobrias no tenían nada. Esta gente “aristocrática” se emborrachaba y protagonizaba actos, que a veces no se diferenciaban de los que se veían en los barrios populares.

Mi labor como waiter solo duró unas pocas horas. Empecé muy bien, sirviendo las copas de whisky –había una medida para las damas y otra para los caballeros-. Pronto la curiosidad me llevó a probar un poquito el fino licor. ¡Lo encontré dulce y sabroso…! Cada vez que preparaba el trago a los invitados, aprovechaba -en la cocina- para tomar mi poquito de whisky. A las dos horas ya me había olvidado de las medidas y hasta de caminar recto… Con frecuencia las damas iban a la cocina, a preguntarme si estaba utilizando las medidas correctamente… ¡Los tragos que me tomaba, y que por ignorancia creía que el efecto no sería tan fuerte, a las dos horas, empezaron a surtir efecto. Obviamente, no era como yo esperaba. Empecé a perder la noción, tanto del tiempo como de la medida de las copas. Sin embargo, las damas con mucha valentía se tomaban los tragos que les llevaba…!

El patrón me había contado que algunos amigos suyos se emborrachaban, a tal extremo que perdían el control…y realizaban actos, a veces, bochornosos. ¡Bueno…Yo lo pude comprobar…!

Para concluir, al día siguiente, me había despertado dentro de una tina de baño… Me contaron que a las pocas horas no me vieron más… Después de una búsqueda, ya que los invitados esperaban que sirviera los tragos, me halló una mujer en la tina del baño de las damas, no antes de gritar; pues únicamente –según dijo la dama- veía mis zapatos y como es lógico, se asustó. Al día siguiente, todos comentaban y se reían del incidente… les pareció chistoso por tratarse de un jovencito… ¡Lo consideraron una mala travesura…! ¡Este fue el final de mis relaciones con la alta sociedad…!

Después de un mes de trabajo como jardinero y aseador, renuncié; ya que a veces quedaba en el medio de las polémicas de la familia… Y para empeorar las cosas, me gustaba la hija…

Volví con mis antiguos amigos –la gente pobre de la iglesia-; pero, cargado de libros y revistas que me regaló el señor aristocrático, para quien trabajé.

El mismo señor que me recomendó para el trabajo de jardinero, me manifestó, que su hermano mayor cuidaba una finca y que si yo quería ayudarlo. Por lo menos, tendría comida y casa (y algo de dinero me pagaba), hasta que pudiera conseguir un empleo mejor que el anterior. Le dije que si aceptaba, aunque no estaba muy convencido de ir a una finca. La imaginaba lejos y en una zona rural.

¡Sorpresa la mía…! Al darme cuenta de que no era una finca rural; sino, la mansión de otro personaje adinerado. Se trataba de dos hermanos que emigraron de Barcelona, en los años 40, a esta región de América. Ambos españoles, como socios, establecieron una de las primeras rutas de buses de pasajeros, que funcionó, si no me equivoco, hasta los años 70. No obstante, estos españoles, ya se habían hecho ricos y tenían propiedades de mucho valor económico… Las residencias, realmente eran dos, estaban en espera de ser vendidas; ya que los dueños originales (los patriarcas), habían fallecido –no tenían mucho tiempo- y los hijos (adultos) vivían en otros lugares, también de lujo.

La casa me impresionó por sus decoraciones y lujos –estaba un poco abandonada-. Tenía grandes ventanas con unas cortinas elegantes, gruesas, de color azul y rojo. Grandes aparatos eléctricos por todas partes, como era propio de una residencia de millonarios. Me di gusto viendo películas en un televisor gigante; por supuesto, nos referimos a los televisores que hoy nos parecerían unos grandes cajones; pero, en esa época era lo mejor de lo mejor, y sólo los adinerados podían comprarlos.

En esos años empezaba a funcionar un nuevo canal de televisión. Únicamente existían los dos tradicionales… Este nuevo canal comenzaba a laborar a las tres de la tarde. Tenía un bloque musical: Los grandes de la música –puras canciones en inglés, pero, excelentes-; y la otra parte de su programación, consistía en películas, generalmente de acción, con los grandes actores del cine, como Victor Mature, John Wayne y Robert Taylor, entre otros. Cuando el señor que cuidaba la residencia se iba a la ciudad –vivíamos en una zona residencial un poco alejada del centro de la ciudad- yo me daba gusto comiendo y viendo películas. Siempre he sido fanático del cine y de las grandes baladas en inglés y en español…
Continuará...

Autor.
Eric Aragón
29 de mayo de 2010



¡Cuándo mi vida cambió…! Parte III (Relato).

La mansión tenía por todos los rincones: libros y enciclopedias, sobre todo la enciclopedia Barsa. Grandes mapas del mundo y de España, adornaban los finos y voluminosos escritorios -de madera fina y con grandes planchas de vidrios en la parte superior-. Se notaba que eran dos españoles amantes del conocimiento universal… En fin, además de ver televisión, me apasioné por la lectura de la enciclopedia Barsa y de otros libros que encontré interesantes; incluso, algunos de diplomacia.

Otro asunto que me impresionó, fue la lectura de varios trabajos de universidad de la hija de uno de los españoles –recuerden que eran dos hermanos-, que estudiaba en esos años en la mejor universidad privada del país (únicamente había una para gente pudiente). Los trabajos que leía, porque me parecían interesantes y fáciles de entender –quizás el deseo de aprender y de expresarme bien, era tan grande que entendía los trabajos o simplemente me sentía feliz aprendiendo nuevos conceptos- en su mayoría se referían a la economía.
En ese momento aprendí dos definiciones de lo que significa economía, que jamás se me han olvidado; incluso, son las definiciones que he usado en la actualidad, cuando me ha tocado trabajar como profesor: “La economía es el estudio de la producción, distribución y consumo de los bienes y servicios…” y el otro concepto… “Es el estudio de las acciones encaminadas a satisfacer las necesidades de los seres humanos…”

Yo juraba que esta joven, pues hasta la había idealizado, estudiaba economía. ¡…Sorpresas trae la vida…! Veinte años después me tocó asistir a una serie de charlas, dictadas entre otros expositores, por esta joven… ¡Bueno…! Era una señora mayor, con bastante peso y con hijos bien grandotes y para nada era economista… Se había doctorado en Psicología en una universidad norteamericana. ¡Por supuesto…! Intercambié palabras con ella…pero, en ningún momento le hice comentario alguno sobre mí pasado…

Al cabo de cierto tiempo –seis meses después- me subí al tren que me llevaría de regreso al lugar donde estaba la escuela que había abandonado… ¡Recuerden que aquí se inició este relato…!

Lo primero que hice cuando llegué a la casa, fue acomodar todos los libros que había llevado. Honestamente, no tenía ni ropa; pero, sentía una profunda felicidad en mi interior, al ver los libros que eran, ahora, de mi propiedad.

Al cabo de unos días, mi pequeño cuarto, ya no tendría el mismo aspecto que antes… estaba bien arreglado, con imágenes y mapas pegados sobre la pared. Coloqué los libros en un mueble viejo de madera, como lo hacen en las bibliotecas. No sería difícil adivinar que mi reciente experiencia transformaría mi vida para siempre…

Desde pequeño tuve la suerte –y siempre le daré gracias a Dios por ello- de estar en hogares, donde abundaban los libros, revistas, novelas y hasta las historietas cómicas del momento. También, crecí escuchando boleros y baladas en inglés y en español. Tal vez por estar siempre solo, sin familia, me alejaba de mi cruel realidad, leyendo libros y novelas… A pesar de leer bastante, nunca fui un intelectual ni aprendí a ver con optimismo la vida; siempre mi vida fue bastante superficial y sin muchos deseos de estudiar… Mi único afán era escaparme de la realidad, viajando como un aventurero sin rumbo.

La escuela me aceptó nuevamente, de manera condicional… Era mi último año de secundaria… Indudablemente mi vida había cambiado para siempre…Ya no era el mismo… Miraba el mundo de otra forma: quizás como esos grandes filósofos y sabios que ha tenido la humanidad…

Me preocupaba por hablar bien... Leía sobre todos los temas -sin descanso- para adquirir conocimientos a la velocidad de la luz; incluso, aprendía acerca de materias poco conocidas en esos años, como la parapsicología.

“Me hice amigo de las bibliotecas”. Cuando me arriesgaba a viajar a otros países, lo primero que buscaba eran las bibliotecas. Seguí siendo aventurero, realicé toda clase de trabajos, tuve altas y bajas en la vida; “pero, la forma de ver el mundo para mí, cambiaría para siempre”; incluso, los amigos y actividades, también.

De ser el peor estudiante, me convertí en uno de los mejores ese último año de secundaria. Participé en dos concursos de oratoria, representando a la escuela. Mi imagen cambió radicalmente, de modo tal que me transformé en un dirigente estudiantil. Y finalmente, para concluir este relato, me gradué de la escuela con el tercer puesto, hasta me gané una beca que jamás reclamé; pues, mi mundo se vino abajo, como siempre ha sido mi vida; y tuve que radicarme en otro país…

FIN…


Autor.
Eric Aragón
29 de mayo de 2010






lunes, 17 de mayo de 2010

El poder de la fe… (Relato)


¡Creer en lo que se hace…! ¡Tener confianza… Podemos llegar a la meta fijada…! Y lo que debería ser más importante para la vida de los seres humanos: “La fe cristiana”.

La fe, es sencillamente, de acuerdo al conjunto de libros que contienen la mayor sabiduría “Las Sagradas Escrituras”, una combinación de certeza y convicción, en la fuerza divina.

Exactamente, en el año 1974, llegó a mis manos un libro que no solamente llamó mi atención, sino, que me dediqué a leerlo… En esa época –a mis trece años de edad- no era muy amante a la lectura; sin embargo, como mi vida era un poco solitaria y aburrida, me entretenía, a veces, leyendo cualquier revista o libro que encontrara divertido…

Recuerdo que olvidaba el tiempo, pues siempre estaba solo en la casa, leyendo novelas de vaquero, acción o románticas (me refiero a las pequeñas novelas, que por donde uno mirara era un mar de letras, y en su mayoría traducidas del inglés al español)… Eran aburridísimas… No obstante, entre éstas y la soledad, prefería leerlas... Y así la soledad se hacía chiquita frente a la loca imaginación que volaba a su antojo…

De vuelta, nuevamente al libro que llegó a mis manos y que me impactó bastante –tal vez hayan otros mejores, pero, a esa edad me impresionó a tal extremo que aún recuerdo todas las emociones que sentí al leerlo y que definitivamente marcó mi vida para siempre-.

Si mi memoria no me falla, el libro se titulaba. ”El poder de la alabanza espiritual”. ¡No me pregunten por los autores…No recuerdo tanto…! El autor del libro explicaba los resultados que se alcanzan cuando, en secreto o mentalmente y en forma constante, se da gracias a Dios en medio de alguna dificultad que tengamos –no importa la magnitud-. Los efectos positivos que se lograban, los sustentaba con el testimonio de muchas personas, que mediante la acción de dar gracias a Dios o a Jesús –repito, en medio del problema- obtenían algún tipo de satisfacción.

“Una señora iba a ser sometida a una operación quirúrgica, para salvarle la vista. Según los médicos las probabilidades de que la intervención fuese exitosa, tomando en cuenta su edad; era de un 30 por ciento. Desde que la señora supo esto, en medio de sus lágrimas, empezó a alabar a Dios cada vez que podía… ¿Cuál fue el resultado? La operación salió mejor de lo que se esperaba…” Así eran los testimonios que presentaba el autor, con el propósito de sustentar el libro.

¡Bueno…! Tengo que admitir que desde que leí el libro, he puesto en práctica “la acción de dar gracias a Dios”, cada vez que tengo dificultades; y también, cuando todo sale bien… ¡Créanme! que verdaderamente existe: “ EL PODER DE LA ALABANZA ESPIRITUAL”.





Por: Eric Aragón
17/mayo/2010








sábado, 8 de mayo de 2010

¡Mi vida… una ironía...! (Relato)


¡La historia de mi vida…! Tiene tantas anécdotas que cuando se la cuento a alguien y sobre todo a la gente joven, les causa risa…

A veces he tenido que ganarme algún dinerito para sobrevivir, trabajando unas pocas horas como profesor –es lo único que me ofrecen- y créanme que hay que hacer malabarismos para comer y pagar el alquiler.

En ciertos momentos libres, cuando converso con los jóvenes estudiantes y éstos me preguntan por los eventos de mi vida, yo me animo a contarles –por supuesto, no todo se les puede relatar-.
En otras ocasiones, también, algún adulto o contemporáneo (ya casi estoy en los cincuenta años), desea conocer mi pasado…
Cuando tomo la decisión de narrar algún detalle de mi vida, terminan mis interlocutores con una sonrisa –que más parece burla- o un gesto de ironía, porque hallan la narración de algunas facetas de mi vida, algo fantásticas o sacadas de la mente del productor de cine: Steven Spielberg.

Aún no puedo explicar como pude llegar a las aulas universitarias y como si fuese poco llegar a ser un estudiante distinguido… Mi niñez y mi adolescencia están cargadas de tantos sinsabores, que a esta edad debí en lugar de contemplar las estrellas, como lo hago al amanecer, estar estrellado…

Mi verdadera madre, una gitana que emigró a Centroamérica (Costa Rica), en los años 50, y que mi mente no logra recordar bien. "Una leve y borrosa imagen de una mujer esbelta, clara de piel, con su rizado y largo cabello", es lo único que logro ver en lo más recóndito de mis recuerdos… ¡Es comprensible que no la recuerde! La última vez que la vi sólo tenía 4 añitos…

Después me convertí en una bola –entiéndase la expresión en forma literal-; ya que distintas personas, entre el país llamado Panamá y Costa Rica, intentaban adoptarme de hecho, pues legalmente nadie lo hizo ni le interesó. En fin, la historia siempre era la misma: “te queremos educar…” y al siguiente año me largaban como un… Bueno… hay que utilizar la imaginación… No cabe la menor duda de que soy hijo de una gitana… ¡Nunca…! ¡Jamás! Me pude adaptar a un lugar o tomar en serio algo. Siempre fui inestable, soñador y aventurero… Desde que tuve uso de razón mis pensamientos siempre han estado en un lugar lejano...Quizás es cierto lo que dicen… Que la sangre llama…

A los ocho años me ganaba mi propio dinero, limpiando zapatos o vendiendo frutas para algún fulano… Me iba con otros mozalbetes a los grandes ríos, llenos de fuertes corrientes y remolinos. Recuerdo una vez que una señora me llevó a su casa. Era una familia pobrecita que vivía en un campo… La señora, bueno, para mí era mayor…Pero realmente se trataba de una mujer joven que trabajaba como empleada doméstica en la gran ciudad… El asunto es que un día salimos a visitar a una vecina, cuya casa estaba lejos. Así es el vecindario en el campo… Cuando estábamos donde la vecina, se me ocurrió lanzarme a un río que estaba frente a la casa de ésta. El charco parecía poco profundo… ¡Sorpresa la mía! Se trataba de un río sumamente hondo y con fuertes corrientes… ¡Me estaba ahogando...! ¡Tragaba agua, trataba de gritar y no podía...! ¡Movía las manos desesperadamente! –"estaba pequeñito, no podía hacer más"- milagrosamente la misma corriente que me estaba ahogando, me llevó a las raíces acuáticas de un gran árbol que estaba a la orilla del río. No sé como pude agarrarme desesperadamente de las raíces y salir del río… Me encontraba asustado, era una experiencia sobrehumana para un niño… ¡Lo increíble de todo es que las dos mujeres estaban hablando tranquilamente y jamás se dieron cuenta de mi agonía…! En lugar de traumatizarme esta mala experiencia, me convertí en un excelente nadador a los nueve años. "No hubo río por más peligroso que fuese, que me asustara…"

En otra ocasión, un supuesto padrastro, esposo de una señora que según ella, mi mamá me regaló. Pero ¡Jamás! durante el tiempo que estuve con ellos supieron darme una explicación coherente y satisfactoria de tal hecho. Más bien pensaba y aún lo hago, que ellos pudieron comprarme o que alguien me plagió… Estamos hablando de una época en la cual no había tanta bulla ni investigaciones por estos actos… A menos que se tratara de gente influyente o adinerada… ¡Pero gitanos…! Éstos eran tratados mal en Europa y en todas partes del mundo…

El señor –supuesto padrastro- me llevó a vivir con él, ya que estaba separado de la señora. Me inscribió en un buen colegio católico, donde estuve poco tiempo; sin embargo, recibí una excelente formación moral y buenos ejemplos que marcaron mi porvenir… Recuerdo que estando con él conocí de cerca los grandes barcos que venían de Europa a buscar bananas… Vivíamos cerca de un gran puerto al cual llegaban los grandes barcos… El padrastro mío –poco tiempo duró su papel como padrastro- trabajaba para la compañía multinacional Chiquita Brands International, que se dedicaba a la producción y exportación de bananas. Subir a los barcos y recorrer todas las secciones fue tan impresionante, que quería trabajar en uno de éstos. Nunca me dejaron laborar en estas embarcaciones, pues, el señor (padrastro) alegaba que tenía que hacer muchos trámites, porque yo era menor de edad. Déjenme decirles que en esos años hasta un fantasma podía trabajar fácilmente en los barcos… Lo más que alcancé, fue trabajar unos días en un barco de cabotaje…

En pocos meses este señor, con sus comentarios y regaños, me hacía sentir como el mozalbete más rebelde de la época (años 60 y principios del 70). Ahora que tengo buen uso de razón, me doy cuenta que simplemente preparaba el camino para deshacerse de mí… Y así fue… me tiró a la calle como un…Nuevamente… La imaginación… Pero, antes de que esto sucediera, a los doce años de edad, con un montón de monedas (centésimos) que sumaban un dólar, me escapé de la casa y con un poco de creatividad, conseguí subirme a un avión carguero –en ese tiempo muchos utilizaban hélices- y viajar lejos, aunque al rato me devolvieron, sin mayores consecuencias…

Mi vida está llena de emocionantes aventuras y eventos dramáticos, que espero contarlos poco a poco…





Por: Eric Aragón
08/05/2010










miércoles, 5 de mayo de 2010

Lo que dicen otros medios informativos…

Deutsche Welle
Rostros de Alemania 03.05.2010

Personas de todos los ámbitos, a lo largo y ancho de Alemania, nos cuentan acerca de su vida, su trabajo y sus sueños.

Ellen Görner tiene 54 años y está desempleada desde hace año y medio. Vive con sus hijos en Dresden. Estaría dispuesta a viajar hasta el fin del mundo para encontrar trabajo.

No darse por vencida, no dejarse caer: este parece ser el lema de vida de Ellen Görner. En su departamento de tres piezas en el sexto piso de una unidad de multifamiliares en los suburbios de Dresden se siente la falta de amplitud, pero eso no significa de ninguna manera desorden. Para el desayuno se pone la mesa y se reúne la familia reflejando unión.

http://www.dw-world.de/dw/0,,13345,00.html



BBC Mundo
¿Cuánta TV es buena para los niños?

Un nuevo estudio reafirma que los niños que miran muchas horas de televisión cuando son pequeños tienen luego peor desempeño escolar y su salud se deteriora.

Según los científicos, por cada hora de televisión que ven los niños, peor les irá en la escuela, serán más sedentarios y más comida "chatarra" consumirán.

Sin embargo, los especialistas dicen que los padres pueden permitir a los niños ver contenidos de buena calidad, como documentales o programas educativos.

Por otro lado, aconsejan limitar las horas de exposición a la pantalla y recomiendan otras actividades de contacto interpersonal que fomenten mejoras en el lenguaje.

A esto se le suma la preocupación de muchos padres a la hora de poner límites a la exposición de sus hijos a los videojuegos y las computadoras. http://www.bbc.co.uk/mundo/


Voanoticias.com ▪ Español
Una fuente de información confiable

Cuatro malos hábitos que envejecen.

Un estudio demostró que aquellos que fuman, toman mucho alcohol, no hacen deporte y no comen bien envejecen hasta 12 años más.
Una investigación hecha a 5.000 adultos británicos durante 20 años demostró que hay malos hábitos que envejecen a las personas hasta 12 años.


Del total de los 5.000 adultos, había 314 personas que cumplían con los cuatro malos hábitos mencionados. Y de las 314 personas, 91 fallecieron durante el estudio. Por el contrario, de los 387 más saludables sólo fallecieron 32 en el transcurso de la investigación.

La investigadora principal, Elisabeth Kvaavik, de la Universidad de Oslo, dijo que no sólo fallecieron antes los menos saludables, también parecían más viejos.

Los cuatro hábitos poco saludables fueron medidos según los siguientes parámetros: fumar tabaco, beber más de tres bebidas alcohólicas al día los hombres y más de dos las mujeres, hacer menos de dos horas de ejercicio a la semana, y comer vegetales y frutas menos de tres veces al día. http://www1.voanews.com/spanish/news/




Fuente:
Otros medios informativos.

lunes, 3 de mayo de 2010

REGLAS DE ORO

El primer mandamiento para los cristianos es sagrado: “Ama a Dios sobre todas las cosas”. No importa lo que se haga o se diga contra la Fe Cristiana, al final del camino, cuando los seres humanos están en el último minuto de sus vidas, en lo más profundo de sus almas, desean que haya un mundo mejor. Y otros semejantes, en ese preciso momento, claman a ese Dios que siempre negaron. Lo hacen pensando que si hay un Dios que hace justicia, ellos no quieren recibir la peor parte… Si esta primera regla y la más importante, ya que las demás dependen de ésta, la respetamos, pues, empezaremos con pasos firmes a caminar por el mejor sendero de la vida.

El otro mandamiento sagrado para el cristiano: “Honra a tu madre y a tu padre”. Cuando se conoce un poco las Sagradas Escrituras, desde el inicio hasta el final, se hace énfasis en la unidad familiar. Desde Abraham hasta Jesucristo, nos enseñaron la importancia de respetar a la familia. Es en el hogar, formado por el padre, la madre y los hermanos o seres queridos, donde aprendemos los valores morales y cristianos; entendemos el gran significado de la solidaridad, el amor, la cortesía, el respeto, la bondad, el sacrificio, la responsabilidad y puntualidad; a practicar la Fe Cristiana. En fin, aprenderemos a practicar las cosas buenas que harán más llevadera la vida del ser humano, en esta época dominada por la violencia y los antivalores.

Ese gran proverbio lo que se siembra se cosecha”, se aplica igualmente a nuestra relación con la naturaleza. Las guerras y los ensayos que se hacen con armas nucleares y de todo tipo; la industrialización sin prever la eliminación de los desechos tóxicos adecuadamente. La tala de árboles indiscriminadamente; la basura que echan las personas a las calles, ríos, riachuelos, mares; la gigantesca cantidad de sangre derramada por tantos crímenes y asesinatos de niños que sólo querían jugar como todos los angelitos terrenales, ha provocado que la ira de la naturaleza se manifieste a través de tantos desastres naturales, que cada vez ocurren con más frecuencia y destrucción… “La naturaleza es sagrada, Dios está en ella, por lo tanto se debe respetar…”


domingo, 2 de mayo de 2010

Gozar el éxito a cada paso...

Por ejemplo, cuando estudia con sus hijos para que aprendan la lección de mañana, sienta la alegría de estar con ellos… Cuando prepara una comida, sienta satisfacción a medida que cocina… Trate hoy de ser más eficiente en su trabajo que ayer y sienta placer cuando realiza cada tarea, como hacer una buena carta, atender con amabilidad a un cliente o manejar positivamente cualquier conflicto de trabajo…

Cuando hace ejercicios físicos para tener mejor salud mental, física y espiritual, deje que la felicidad fluya por su cuerpo… Cuando el estudiante de secundaria o universidad estudia para un examen o hace un trabajo de investigación, debe sentir el placer desde el inicio hasta el final de su labor…
Igual principio o regla debemos aplicar en cada proyecto que tengamos, como la educación de los hijos, alcanzar un título universitario, aprender un oficio; lograr mayor eficiencia en el trabajo para conseguir un aumento de salario o buscar el empleo que se necesita, etc.

La idea es que aprenda a ver el éxito como un placer que se obtiene a medida que avanza por el camino, en la realización de sus tareas, objetivos y metas. No importa si éstas tienen un periodo –tiempo- de un día, horas, meses o años.

La disciplina, persistencia y creer en lo que se hace, son elementos fundamentales para obtener los éxitos, a lo largo del duro camino de la vida.

Disciplina significa cumplir con el horario, reglas y acciones necesarias para ejecutar el plan, proyecto o tarea que usted ha fijado.

Persistencia, se refiere al hecho de que jamás debe darse por vencido. Si comete errores, corríjalos; si cae por el camino, pues, levántese cuántas veces sea necesario; en fin, haga siempre el mayor de sus esfuerzos.

Y creer en lo que hace, significa, que usted hace lo que realmente le gusta. No se puede alcanzar plenamente un objetivo, si no existe el convencimiento y el amor por la elección que hizo. Creer o tener fe, también, implica que debe creer en su capacidad y tener la autoestima siempre alta.

Debemos procurar que nuestras metas estén acorde (conforme) con nuestras cualidades y talentos. Por ejemplo, si usted no es hábil y no le gusta la matemática, no se le ocurra estudiar una carrera de ingeniería.
¡Claro…! A veces la vida es injusta y nos lleva por caminos que no queremos y lamentablemente no podemos hacer nada. En estos casos, trate de hacer su mayor esfuerzo y jamás olvide, ya que está por encima de todo, practicar la Fe Cristiana.



Por: Eric Aragón
10/04/10


sábado, 24 de abril de 2010

Factores externos que no podemos controlar…

Recuerdo el caso de una persona que había planeado, con esmero y mucha fe, tomar una serie de cursos para aprender una lengua extranjera –específicamente el idioma inglés-; pues, estaba totalmente convencido de que aprendiendo lo necesario de esta lengua, podría tener más oportunidades de trabajo; sobre todo, como profesor o instructor en algunos centros de enseñanza del idioma inglés (nivel básico).

Esta persona investigó cada detalle de su plan: fecha de inicio, costo, horario adecuado, horas de estudio; en fin, hizo todo lo que se debe hacer para elaborar un buen plan, incluso prever algunas imprevistos, como por ejemplo, calcular que la fecha de pago del curso coincidiera con el ingreso de él como profesor (tiempo parcial) en un instituto que dicta cursos de técnico superior en administración, contabilidad, turismo, hotelería, etc.

¿Qué le pasó a esta persona optimista y con deseos de superación?

Le ocurrió la misma situación que les ocurre a todos los mortales… A veces no podemos controlar los eventos externos y éstos nos afectan… El pago que tenían que hacerle por sus servicios profesionales, no se le hicieron en la fecha indicada; siempre había un atraso en el pago. Ésta situación se consideró en el plan. Pero, no se podía saber que esta vez habría un problema financiero o administrativo, que ocasionaría problemas en los pagos a los profesores.

¡Imagínese la desilusión y frustración de esta persona que había hecho todo su esfuerzo y depositado su confianza en que todo le saldría bien! Y sencillamente perdió la inscripción, empezaron los cursos y el simplemente se quedo mirando desde lejos, como aquel que pierde la oportunidad a una vida mejor… ¡El dolor y la frustración que se siente es inmenso y agudo, cuando se desea la superación…!

¿Cuántos seres humanos han acabado con su deseo de luchar o de vivir por un fracaso que no se podía evitar?

¿Cuántos seres humanos se han tirado al abandono y a llevar una existencia sin valores, sin esperanza, sin metas, por algún evento negativo que les ocurrió y que realmente no podían evitar?

Siempre tengo presente las palabras de ese gran pensador y filósofo griego Aristóteles: “La mejor educación es la que te prepara para los tiempos malos…”

Debemos entender que somos simples mortales, que estamos sujetos a los ataques de muchos factores externos que no podemos controlar y ni siquiera, muchas veces, imaginar que ocurrirán.
Lo importante es cultivar e incrementar cada vez más la fortaleza interna de nuestro ser. ¿Cómo se logra esto? Practicando siempre la buena lectura, llevando una dieta sana, haciendo ejercicios físicos moderados al aire libre; practicando los buenos valores morales, fortaleciendo la unidad familiar, buscando siempre los buenos consejos, ejemplos y conversaciones positivas de superación… y lo más importante, la fe Cristiana.

Si no entendemos ni aceptamos que a veces estaremos abajo y otras veces arriba; que los proyectos saldrán bien y otras veces mal; que a veces ganaremos y tras veces perderemos; que a veces estaremos tristes y otras veces alegres; en resumen, si no aceptamos que la vida está llena se altibajos y sinsabores y no aprendemos a vivir con estos factores negativos, entonces, si estaremos en problemas serios. Necesitaremos con urgencia un cambio radical de nuestra forma de ver la vida…

Lo importante es fortalecer nuestro ser interior y que nuestro modo de ver la vida sea siempre con optimismo…

Autor:
Eric Aragón
24 de abril de 2010

martes, 6 de abril de 2010

La crueldad contra los niños

Eric Aragón
PROFESOR

La grabación presentada por Telemetro Reporta, el día martes 21 de julio del presente año, en la que se muestra cómo un hombre agredía físicamente a un niño, de aproximadamente tres años de edad, revela una diabólica escena que viven los niños y adolescentes a diario, a lo largo del país. Actos de crueldad físicos y emocionales, protagonizados, no sólo por un padrastro –como es el caso citado aquí- sino, también, realizados por tíos, sobrinos, hermanos mayores, conocidos, y por los propios progenitores.

Este caso se hizo público, gracias a la intervención inmediata de algún vecino, que con sabiduría y prudencia supo utilizar una tecnología tan valiosa, como lo es la cámara del celular, para filmar tan aberrante acción. Persona desconocida para el resto de los nacionales; sin embargo, para ese niño fue su ángel de la guarda.

La participación ciudadana es vital para frenar los actos delictivos y sobre todo el maltrato infantil. Pero, aún existe el dilema: … ¡lo hago o no lo hago…! Y con justa razón. Primero, por temor a las represalias; y segundo, por los procesos legales que exponen a los testigos y no sancionan a los culpables. Se ha visto muchas veces que en pleno proceso legal, los acusados amenazan a los testigos.

Todos los panameños debemos entender que no debe ser un dilema, alzar la voz para denunciar los actos violentos contra los niños, las mujeres y los ancianos; mas bien es un deber moral y cristiano. En ese momento nos convertimos en mensajeros de Dios y podríamos estar arrebatándole una vida inocente a la muerte.

Las leyes actuales le permiten a los ciudadanos denunciar cualquier acto delictivo e intervenir directamente, mediante la denuncia, cuando se observe a una persona maltratando a un menor de edad o llevándolo por caminos impropios (drogas, sexo, mendicidad, delincuencia, pandillerismo, etc,).

Les corresponde a las autoridades de policía, ofrecer charlas en las escuelas, hospitales, Juntas Comunales, empresas y a grupos organizados, sobre cómo usar la tecnología y los instrumentos que se tengan para dar la voz de alerta, en caso de amenaza delictiva; cómo prevenir o evitar todo aquello que atrae a los maleantes y ponerle difícil la realización de las maniobras delictivas. Así como la prudencia y sabiduría que se debe tener para denunciar un delito, sin que ello incida negativamente en el denunciante. Y no menos importante, estar seguro del acto sospechoso; pues debemos en todo momento respetar la “presunción de inocencia”.

Por otro lado, las autoridades judiciales deben ser más enérgicas en la aplicación de las penas, una vez que se ha comprobado la culpabilidad del imputado. Es común en la calle oír a la gente decir: “para que voy a denunciar… si a la vuelta de la esquina el maleante sale libre… y toma represalias contra mí o contra mi familia…”

Y esto está ocurriendo… ! No cabe la menor duda que un trabajo en equipo y coordinadamente, entre la comunidad, La Policía Nacional, las autoridades judiciales; y por supuesto, el apoyo de los educadores, padres de familia y los medios de comunicación; como lo ha hecho en este caso Telemetro Reporta, debe reducir significativamente, los niveles de criminalidad y el maltrato a los menores de edad y a la familia –base de la sociedad.

Fuente:
Diario El Panamá América
Columna Opinión
fecha:24/07/2009

aragon044@yahoo.com

Juventud Rebelde


Reflexión.

Hace unos días se detuvo a una persona que tenía en su poder un arma de fuego, sin la debida autorización exigida por las autoridades panameñas. Sin embargo, lo grave de esta situación es que se trata de un menor de edad -cursaba el noveno grado-, y cuyo decomiso del arma se hizo en el aula de clases.

Se da cuenta usted, estimado lector, de lo alarmante de este hecho, y que, irónicamente, la sociedad panameña se está acostumbrando a ver eso como algo normal. ¿Y por qué lo digo? ¡Porque de los debates sobre el tema no pasamos! No nos sentimos aludidos, pues, no nos toca directamente. No hacer nada es uno de los peores errores que podemos cometer como sociedad.

En mi opinión, a veces nos orientamos más a resolver los demás problemas y no hacemos el esfuerzo en conjunto para enfrentar los problemas de la juventud panameña, sobre todo, los que se refieren a las pandillas, drogas y armas.

Todas las instituciones que componen el Estado, ya sean privadas, públicas, sociales, lucrativas, políticas, etc., giran en torno al ser humano; en otras palabras, son las actuaciones humanas las que perfeccionan las instituciones o entorpecen el desarrollo de éstas. Llámese Caja de Seguro Social, transporte público, partidos políticos, sistema educativo, y demás. Todo depende, desde mi punto de vista, en primera instancia, de la formación moral-cristiana, familiar y educativa que tengan los individuos que formarán y administrarán todas las estructuras que componen una nación.

Debemos darle gracias a Dios, porque hasta el momento nuestro país goza de una excelente estabilidad económica a nivel de la región latinoamericana y, hasta cierto punto, aunque muchos difieran, podemos aún transitar libremente por la mayoría de las calles del país, sin temor alguno. Esto no se puede hacer en ciertos países de América Latina.

Una fruta jugosa, un árbol fuerte y lleno de vida o un jardín hermoso, depende del cuidado que se le dé en sus primeros años de existencia, comenzando con el semillero. La juventud representa el semillero de la sociedad. Si queremos dentro de unos treinta años tener una sociedad podrida por las drogas, la criminalidad, la inmoralidad, la superficialidad, la destrucción del ecosistema, la falta de familias unidas, la inconsciencia y otros elementos más que vemos hoy día y que en el futuro harán miserable nuestra vida humana, entonces señores gobernantes, políticos, educadores, padres de familia, empresarios, ricos y famosos, ciudadanos: no hagamos nada... Pero, cuando veamos todo estos males, no nos quejemos, pues será demasiado tarde.

Recuerde que todavía -Gracias a Dios- estamos a tiempo y tenemos todos los recursos humanos y económicos para hacer una cruzada para mejorar nuestro mayor activo: la juventud panañeña, que tantos modelos de superación y moralidad.

Autor
Eric Aragón
Fuente:
Columna Opinión
fecha:24/05/2009

miércoles, 17 de marzo de 2010

¡ Para el que cree todo es posible !

Los buenos consejos ayudan, no cabe la menor duda… Pero no olvides que la solución de nuestros problemas, está dentro de nosotros mismos. No te dejes engañar: “sólo tu serás responsable del camino que eliges…”.
Nadie podrá rendir cuentas por ti; procura, por lo tanto, vivir acertadamente, de acuerdo con tu conciencia.

¡Resuelve tu problema!

Comienza, pues, a partir de este momento. No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy…
Ciertamente no puedes resolverlo todo de la noche a la mañana. ¡Pero comienza ya! Y si fracasas de nuevo, no te desanimes, vuelve a comenzar cuantas veces sea preciso…

Cada uno es responsable de sus actos. No te desanimes por lo que hacen o dicen los demás… ¡Sigue! ¡Adelante…! ¡…Aunque todo te salga mal, no te desanimes...!
Continúa sin desanimarte, porque eres el único responsable de tus actos.

¡Tú puedes vencer todos los problemas, si quieres…!
Modifica tu modo de pensar, para que tu salud sea firme y estable.

Deja de quejarte de tus dolencias y fracasos.
Éstos aumentan a causa de nuestros pensamientos negativos.

Rechaza lo negativo.
Aprende a descansar la mente.
Una mente cansada no puede pensar bien.

El pensamiento es la mayor fuerza humana que existe sobre la tierra…
¡No te dejes sugestionar por palabras y pensamientos negativos…!
Siempre existe una solución para cualquier problema que tengamos, por más difícil y complejo que parezca.

PIENSA POSITIVAMENTE, PARA ATRAER SÓLO PENSAMIENTOS POSITIVOS DE PAZ Y PROSPERIDAD…

Marcha con la cabeza firme, confiada y sonriente… ¡Y todos confiarán en ti…!
Proyecta fuerza y entusiasmo, incluso, con los movimientos de tu cuerpo.

Cuando te asalte la duda, permanece con el corazón firme y con el deseo de luchar hasta el fin…
Si la ofensa y la calumnia te hieren, no te lamentes inútilmente, dedícate a trabajar…

Procura dar lo más que puedas:
Una buena palabra
Una sonrisa
Un gesto de estímulo
Un pensamiento generoso…
Y sentirás en tu corazón una gran verdad:
“…Es mucho mejor dar que recibir…”

¡ Sé fuerte! ¡No te dejes vencer por la adversidad, ni por la enfermedad, ni por el dolor… !