martes, 28 de junio de 2011

Israel, país de inmigrantes

Israel es un país formado por distintos grupos étnicos, que con mayor o menor intensidad, comparten algún vínculo con el origen e historia de las doce tribus que componen la nación israelí.

Igual como ocurrió en América, África, Asia y Oceanía, a este territorio –denominado Tierra Santa- llegaron miles y miles de personas de otras regiones (inmigrantes), que contribuyeron a la creación del Estado de Israel.

En cuanto a este tema, obviamente, se tienen diferentes opiniones… Y siempre será así… Lo cierto es que todo sucedió… Es un hecho real… ¡Y ya es historia universal!

Estas conquistas fueron traumáticas para los vencidos; no obstante, aportaron muchos elementos culturales (técnica, arte, ciencia, etc.) y raciales que se conjugaron con las culturas autóctonas o locales; trayendo como resultado: el gran desarrollo de muchas naciones en la actualidad.

Después de la creación del Estado de Israel, en el año 1948, llegaron grandes grupos étnicos de Europa; la mayoría provenían de los campos de exterminio nazi. Otros procedían de Yemen, Turquía, Irán, Marruecos, Irak. Esta oleada de inmigrantes superaba las 400 mil personas.

En años más recientes, grupos más pequeños de la ex Unión Soviética; pero, con mejor nivel de instrucción, emigraron hacia Israel.

A pesar de que cada grupo étnico, posee características propias de la región donde habitaron durante muchos años; han sabido mantener una relación de respeto, armonía y tolerancia, entre todos ellos.

Todos contribuyen a la defensa del Estado israelí. Y cada grupo étnico, de acuerdo a sus capacidades y experiencias, han realizado un fuerte trabajo para fortalecer el Estado; tanto así, que hoy día, Israel, es un país con enorme desarrollo tecnológico y científico; y también, en muchas otras áreas…



¡Bendito sea Israel! ¡Tierra Santa! ¡Tierra del Dios de Abraham, Isaac y Jacob!






Por: Eric Enrique Aragón
28 de junio de 2011

jueves, 16 de junio de 2011

¿Cómo bajar los altos índices de criminalidad?

En un famoso programa radial, el moderador y periodista, le preguntó a un sociólogo: ¿Qué se debe hacer para bajar los altos índices de criminalidad?

La respuesta del especialista fue la siguiente: “Entre otras cosas… Se debe fortalecer la gestión de los organismos de investigación, los departamentos de policía, migración y aduanas. Realizar acciones serias y contundentes para reducir la corrupción; ya que las bandas delictivas penetran las esferas de la sociedad civil y las estructuras de gobierno. Además, crear más fuentes de empleo, subir los salarios, mejorar el sistema educativo y trabajar intensamente con las comunidades marginadas…”

Lo que este experto expresó fue muy puntual. No obstante, dijo algo que vale la pena analizar con profundidad. Hizo el comentario a su interlocutor, que hace más o menos 15 años, le formularon la misma pregunta y su respuesta, muy poco varió.

Muchos especialistas en la materia, de una u otra forma, han coincidido en iguales recomendaciones. ¡Y por cierto! Excelentes sugerencias… Si los gobiernos, fundaciones (ONG), organismos internacionales y otras instituciones, que se vinculan con este tipo de problemas sociales, han seguido estas recomendaciones, en la medida de lo posible. Entonces, la interrogante sería: ¿Por qué los niveles de robo, hurto, violaciones sexuales, consumo y venta de drogas, violencia intrafamiliar, homosexualismo, abortos, y otros problemas sociales, cada vez aumentan más y más?

¿Por qué si los gobiernos y la sociedad en general, tienen como prioridad combatir esta crisis social –que tanto luto y dolor traen a las familias- aún ésta persiste y por ningún lado se ve una real disminución?

¿Si cada año los gobiernos destinan más presupuesto para atacar este flagelo, por qué los resultados son incipientes?

Es todo lo opuesto. Pareciera que cuánto más crecimiento económico y desarrollo tecnológico alcanzan los países, más desenfreno e inmoralidad hay… Y todo apunta que como van las cosas, en el futuro, sólo quedará la sombra de los valores morales y un recuerdo lejano de lo que fue la institución, llamada familia. ¡Por supuesto! Si actuamos con sabiduría y rapidez, detendremos esta catástrofe.

Nadie puede sustentar que estos problemas son propios de las naciones en desarrollo y con escasos recursos. Lamentablemente, los países más industrializados y ricos, son los que van a la vanguardia en este caos social y en cierta forma tienen gran parte de la responsabilidad… Usted, estimado y sabio lector, analice ¿Por qué los países más ricos tienen parte de la responsabilidad…? Seguro que encontrará la respuesta adecuada …

Por otra parte, debe considerarse el aspecto moral y espiritual de cada individuo. La exclusión o poco interés de las autoridades gubernamentales, en cuanto a la enseñanza de los valores morales, reglas de cortesía y urbanidad, y la fe cristiana en las escuelas públicas; sin lugar a dudas, ha influido significativamente en la conducta negativa de la población joven, casi en todos los países…

Un señor muy sabio, hace 2 mil años, allá en Israel, hizo bastante hincapié en el hecho, de que aquello que lleva a los seres humanos, por el sendero del desenfreno, la inmoralidad y el irrespeto a sus semejantes, se origina en su interior.

En otras palabras, cuando los mortales permiten que los sentimientos dañinos; tales como, odio, rencor, envidia, venganza, ambición, lujuria: dirijan su conducta; entonces, se convertirán en parte de una sociedad decadente y sin ninguna clase de valores.

A pesar de que los Estados modernos, han creado todo tipo de leyes y mecanismos de represión, contra la delincuencia; cada vez más se incrementan los índices de delitos, y con más crueldad.

El cambio verdadero y efectivo debe empezar en la mente humana. Esto únicamente se obtiene mediante la enseñanza de los valores morales y cristianos, desde los primeros años de vida. Aquí juega un papel decisivo la educación básica y la familia.

De manera tal, que todos los esfuerzos de los gobiernos y de la sociedad civil, debe orientarse a fortalecer y mejorar la educación pública y a la institución, con mayor valor, la Familia.


Por: Eric Enrique Aragón
16 de junio de 2011

jueves, 9 de junio de 2011

¡Aprenda a confiar en Jesús!

¿Realmente confiamos en Jesús? Es difícil cuando se tienen problemas graves demostrar esa confianza en el Salvador. La mayoría de personas adoran a Dios en el tiempo de las “vacas gordas”; es decir, cuando tienen comida en abundancia, un techo para cobijarse, las enfermedades no se asoman mucho y son benignas. El dinero, no sobrará, pero, siempre llega y oportunamente; el trabajo remunerado siempre está allí; los amigos y familiares abundan. En fin, como dirían algunos: “la fortuna me sonríe”. ¿Y así quién no adora a Dios?

Sin embargo, ésta no es la misma situación para todos los mortales. Algunos están entre la pared y la espada… De caída en caída… Con todo en contra… ¿Y que haría usted, si esta cruel realidad lo acompañara con mucha frecuencia?

Existen individuos que no les importa nada ni con nadie. Con sus malas acciones se buscan los líos; y no les interesa el futuro ni el de sus familiares. Sin embargo, por el mundo, también, camina otro tipo de gente. Aquellos con sueños de esperanza, fe y amor. Los que añoran un futuro mejor para ellos y sus seres queridos. No obstante, pareciera que todo estuviera en contra de estas personas. Como dijo ese gran caudillo latinoamericano, Simón Bolívar: “He arado en el mar”. O quizás aquí se cumplen las palabras del famoso escritor norteamericano, Og Mandino, expresadas en una de sus obras: “La vida está 6 a 5 en contra de uno…”

La llave para abrir la puerta de la esperanza, la salvación y encontrar una luz en el camino, es CONFIAR EN JESÚS… ¡Cuántas veces sea necesario, hazlo! ¡No te desmayes aún! ¡Espera un poquito más..! ¡Confía en Jesús..! ¡El jamás te abandonará! ¡Habla con Él…! Sé sincero con Jesús y recibirás la ayuda necesaria… ¡Él jamás te abandonará!

El (Jesús) escucha tu llanto y siente tu dolor. Cree en sus palabras: “Yo soy el camino, la verdad y la vida…” “Lleva mi carga que es ligera y Yo llevaré tu pesada carga". “Clama a mí y yo te responderé y te enseñaré grandes cosas…”

Cuando sientas que tu motivación y fuerza se alejan de ti; y ya no quieres seguir luchando… ¡Entonces! Es el momento de decirle a Jesús: Señor mi vida es tuya, tómala por favor. Desde este momento pongo mi plena confianza en ti. No temeré y en medio de mis lágrimas te adoraré hasta el último aliento de vida. ¡Gracias Jesús por la vida que me has dado y por mis seres amados!







Por: Eric Enrique Aragón
9 de junio de 2011

martes, 7 de junio de 2011

Barack Obama, el hombre de ideales

A pesar de que el señor Barack Obama, pertenece a la clase media; y es hijo de un economista de origen keniano y una antropóloga de origen irlandés; lo rodean cualidades dignas de imitar.

Indudablemente, los de izquierda, los extremistas y los que utilizan toda clase de argumentos para atacar la fe cristiana (ateos), no estarán de acuerdo con esta opinión; pero, ¡gracias a Dios! Ellos son unos pocos, de otra manera el mundo estaría en total oscuridad.

El señor Obama, en cierta forma nació en cuna de oro; sin embargo, llegar hasta la presidencia de los Estados Unidos de América, requiere un esfuerzo, sacrificio y una voluntad extraordinaria… ¡Bueno! Usted diría que muchos mandatarios norteamericanos lo han hecho y tiene toda la razón, por ejemplo, Abraham Lincoln… ¡Y qué excelente ejemplo! Pero, tal vez olvida algo. Barack Obama, es de color. Y nos referimos a un país que en años anteriores, persiguió a muerte a las minorías raciales, sobre todo, a la gente de color. Esta es la nación más poderosa del mundo, gobernada tradicionalmente por blancos.

De modo que si vemos el asunto desde otra perspectiva, para que una persona de color llegara a gobernar este país, necesitaría –como decía alguien en forma jocosa- “Ser de otro planeta”. El señor Obama, demostró sin lugar a dudas, que con un buen plan, sacrificio y esfuerzo; fe en uno mismo y en Dios. Y con una “voluntad inquebrantable”, se puede escalar y conquistar la montaña más alta… Como lo hizo el señor Barack Obama, actual presidente de los Estados Unidos de América.

Además de las cualidades que lo adornan, tiene un ideal que debe servir de gran ejemplo, para todos nosotros, y que constituye su soporte más importante: La Unidad Familiar. En las Sagradas Escrituras se hace referencia al valor supremo que tiene la familia para Dios. Se establece que el equilibrio para los seres humanos y el fundamento del amor, se halla en la familia –no fuera de ella- y Nuestro Señor Jesucristo, el hijo de Dios, así lo demostró. El nació en el seno de una familia y amó a ésta. El amor total de Dios, se manifiesta en la familia unida por el amor y por las cualidades que deben profesar los verdaderos creyentes en la Fe Cristiana.

No obstante, se debe tener en cuenta que nada es perfecto(solo Dios)y muchas familias, que han sido un lindo ejemplo para la humanidad -más para los jóvenes- han terminado en desastres… Por eso, todos los días, debemos levantarnos al amanecer, y agradecer a Dios y a Nuestro Señor Jesucristo, por todo lo que nos da. Y que siempre podamos contar con su sabiduría, fortaleza, dirección y amor, para no apartarnos nunca del buen camino ni de los lindos ideales…






Por: Eric Enrique Aragón
7 de junio de 2011

sábado, 4 de junio de 2011

El poder corrompe

Con la expresión “El poder corrompe” ¡Y por cierto! Una frase muy conocida desde hace mucho tiempo; no se pretende señalar que sea malo el ejercicio del poder.

Todos los seres humanos, en algún momento de la vida, ejercen el poder; ya sea económico, político, laboral, familiar, intelectual, etc. Incluso, este fenómeno comienza desde los primeros años de vida. Observe a un grupo de niños y se dará cuenta de que siempre hay uno –por su habilidad, fuerza física o cualquier otra razón- que controla o ejerce mayor influencia sobre los demás.

¡Claro! En todas las sociedades humanas debidamente organizadas, llámese nación o estado, están los que siempre ejercen el poder o tienen el privilegio de contar con él por más tiempo que el común de los mortales. Por ejemplo, los empresarios, aquellos que nacieron en cuna de oro (ricos); los políticos que siempre están en el gobierno; los profesionales y jefes exitosos, los intelectuales, entre otros.

Ejercer el poder debe verse como un don o privilegio, para hacer cambios positivos en las personas que están bajo esa autoridad o influencia. Los padres deben utilizar todo su poder para educar correctamente a sus hijos y la disciplina impartida debe ser con moderación y sabiduría. El empresario debe ser equilibrado y justo en el trato a sus colaboradores (trabajador) y las sanciones que aplique deben ser conforme a las leyes laborales y sin excesos. El maestro deberá siempre practicar los preceptos morales y cristianos, y ofrecer la mejor enseñanza a sus alumnos.
Lo que se desea demostrar con simples hechos, que usted puede observar o quizás, ya es partícipe de los mismos; es que ejercer el poder no es malo ni debe corromper a nadie.

El problema es que muchos individuos, de todas las clases sociales –sin excepción alguna- cuando saborean el poder no lo quieren soltar. Realizan toda clase de crueldades y acuerdos oscuros, con tal de mantener el poder. Son capaces hasta de entrar en negociaciones con el mismísimo diablo (ocurre con frecuencia).

Ejercer el poder va de la mano con los principios morales, la justicia, los derechos humanos, la libertad de expresión; la solidaridad, el amor por la familia y los hijos, la práctica de la fe cristiana, y el amor al prójimo… ¡Qué le parece! Un poco complicado… ¡No, de ningún modo!

Ejercer el poder –ya sea de forma permanente o temporal- es un don de Dios o un medio para llevar paz, justicia, libertad, democracia, distribución equitativa de la riqueza; buena educación, eficiencia y motivación; etc.

De modo tal, que si una persona carece de la orientación moral adecuada, o nunca la ha tenido; es obvio, que utilizará el poder para enriquecerse ilegalmente y destruir todo lo bueno y sano –que hoy día es poco- que tenga el estado o la sociedad en general. Y sobre todo, el tesoro más preciado: “El futuro de los niños y adolescentes”.

Por lo tanto, los ciudadanos en forma individual o colectiva, deben estar siempre vigilantes de que el ejercicio del poder, en todos los ámbitos (social, político y económico) se haga mesuradamente.

¡Y por favor! ¡Por el bien de ustedes y de vuestra familia! Seleccionen a los mejores candidatos a puestos públicos; igualmente, hagan lo mismo, en los gremios, sindicatos y otras agrupaciones.









Por: Eric Enrique Aragón
4 de junio de 2011

miércoles, 1 de junio de 2011

Israel, no se puede destruir…

El Dios que hizo allí habitar su nombre, destruya a todo rey y pueblo que pusiere su mano para cambiar o aniquilar la casa de Dios, la cual está en Jerusalén. Libro de Esdras, Antiguo Testamento.

A pesar de que el Dios Yahveh, Dios del cielo, es infinito y habita en todas partes del universo; le ordenó a la nación hebrea construir un templo (casa de Dios), para que ofrecieran sacrificios y alabanzas agradables a Él. No se debe olvidar que la nación de Israel fue escogida por Dios, para mostrar su grandeza y llevar la luz divina al resto de la humanidad.

La casa de Dios estaría en Jerusalén, capital actual del estado de Israel; de modo tal, que esta tierra se convertiría, inmediatamente, en un lugar Sagrado para todo el mundo, sin excepción. Sus habitantes, los de origen hebreo, serían siempre protegidos por Dios.

En nuestros días, la protección y bendición que Dios le prometió a los patriarcas de la nación hebrea y sus descendientes, sigue vigente para los que residen en el Israel, del siglo XXI. Debe aclararse que esta protección y bendición divina, abarca a los diversos grupos étnicos y religiosos, que habitan en el estado de Israel. También, a los visitantes y turistas que colocan sus pies en Tierra Santa (Israel).

Aquellos intelectuales, líderes mundiales y gobernantes de Europa, América y Asia, principalmente, deben entender que no se puede desafiar a la naturaleza. El Dios del cielo le dio al ser humano: una gran inteligencia -¡Bendito sea Dios por eso!- y con ésta ha realizado grandes inventos, en el campo científico y tecnológico; pero, jamás ha podido ni podrá enfrentarse a los fenómenos de la naturaleza; como el tsunami, ocurrido en Japón (uno de los países más industrializados del mundo); o los tornados, huracanes, terremotos y otros desastres naturales, que han hecho mucho daño en el país más poderoso, Estados Unidos de Norteamérica.

Si no se puede contra la naturaleza, entonces ¿Cómo pretenden algunos seres humanos destruir a Israel, la casa de Dios? A lo largo de la historia del hombre, muchos reinos poderosos, se han atrevido a atacar y saquear a Israel –y de hecho lo lograron-; no obstante, todos terminaron destruidos por la propia ira de Dios. ¡Quien ataca a Israel, lo hace contra el mismísimo Dios Yahveh! ¡Aquí está su casa…! !Tierra Sagrada!

Aquellos que reconocieron la grandeza del Dios del cielo, recibieron bendiciones. Por ejemplo, en la antigüedad, los reyes persas: Ciro, Darío, Artajerjes y Asuero, no sólo permitieron al pueblo hebreo construir la casa de Dios, en Jerusalén; sino, que ellos mismos aceptaron el poder del Dios Yahveh.

El rey Ciro, decía: “…Jehová, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra y me ha ordenado que le edifique casa en Jerusalén, que está en Judá…”

Yo, Darío, he dado el decreto: “Dejad que se haga la obra de esa casa de Dios… Para que ofrezcan sacrificios agradables al Dios del cielo y oren por la vida del rey y por sus hijos…”

Todos estos reyes de Persia (Irán) y otros personajes que habitaban en las regiones cercanas -que hoy día son: Egipto, Irak, Siria, Palestina y otras naciones árabes- que de una u otra forma, reconocieron al Dios de los cielos; tuvieron la dicha de sentir la protección divina.

El Dios de Israel, es un Ser poderoso que busca mostrar su poderío de amor, unidad, fraternidad, solidaridad y prosperidad, a todos los pueblos del mundo; especialmente, a las naciones vecinas. Sin embargo, para que se logre tal evento: “Los palestinos, árabes e israelíes, deben dar el paso sincero hacia una relación de respeto, paz y armonía”. Se debe buscar y fortalecer aquellos aspectos de unidad y no de discordia…

Tampoco debe permitirse que grupos con intereses negativos, tomen el control y la iniciativa, en las relaciones árabes-israelí.










Por: Eric Enrique Aragón
1 de junio de 2011