Si a los padres se les dificulta hablar con sus hijos
sobre el tema sexual, debe ser más difícil para un educador. Siempre es más fácil pasar por alto el asunto
o trasladar la responsabilidad a otros.
Utilizar las palabras inadecuadas, sin lugar a dudas, dejarán
a los niños y jóvenes desorientados. Y
peor sería si se crea una ley con ideas liberales, en materia sexual, que
motive a los jóvenes a practicar las relaciones sexuales, si así lo desean, con
el único requisito que eviten un embarazo, por medio de los métodos
anticonceptivos. Grave equivocación sería esta norma. Estaríamos destruyendo aún
más a la familia.
Por supuesto, que la enseñanza sexual en las escuelas
ayudaría a reducir el altísimo índice de embarazos en las adolescentes. Pero, no
tenga la menor duda de que si esta educación sexual no se basa en los
principios morales y cristianos, jamás se obtendrán buenos resultados. La
participación de los padres responsables es importante.
A los jóvenes se les debe enseñar que las relaciones
sexuales no deben ser una prioridad para ellos en esta preciosa etapa de sus
vidas. Los ideales de superación y pureza,
si deben ocupar la mente de los estudiantes.
Si los niños no reciben en el hogar: amor y buenos
ejemplos, inevitablemente serán presa fácil de las drogas y los embarazos.
Debemos atacar el problema en su raíz.
Trabajemos todos por el rescate y fortalecimiento de la institución más
sagrada e importante de una nación: La Familia.
Por: Eric Enrique
Aragón