sábado, 28 de noviembre de 2015

Sociedad civil versus instituciones estatales…

La participación de la sociedad civil es fundamental en estos tiempos complejos. Se podría afirmar que hasta cierto punto es una obligación de los ciudadanos de una nación: estar al tanto de todo lo que ocurre, exigir transparencia y eficiencia a nivel de la administración estatal.

No podemos soñar…y más que soñar, alcanzar algún nivel de progreso en los ideales de desarrollo, democracia e instituciones sólidas, si le ponemos cortapisas a los grupos que no son parte del poder estatal; pero, que desean aportar sus ideas y experiencias al desarrollo nacional.

Se debe tener plena claridad del papel que debe desempeñar la llamada “sociedad civil”.  No se trata de interferir o asumir responsabilidades que le competen a las instituciones estatales.  Tampoco de crear una ilusión para que pensemos que “esos grupos” de la sociedad civil, representan a la mayoría; cuando realmente detrás de ellos existen ciertos intereses bien definidos, que no tienen nada que ver con la búsqueda del bien para la mayoría del país.

Una sociedad civil real y efectiva debe agrupar a todos los sectores: profesionales, empresarios, educadores, trabajadores… Todos deben tener derecho –y de hecho lo tienen- a participar en la vida pública. No podemos permitir que un grupo se crea superior a otro, o que presuma poseer el monopolio de la verdad.  Cada uno de los componentes de la sociedad; incluso, aquellos particulares que no están asociados, tienen algo que aportar al desarrollo del país. 

La sociedad civil organizada tendrá más fuerza y será creíble, si efectivamente representa a todos los sectores… Y no necesariamente deben estar todos de acuerdo para que funcione bien.

Por otra parte la sociedad civil, se organiza con el propósito de “no pedir”, sino, EXIGIR: eficiencia y transparencia en la administración pública.

La sociedad civil “Jamás” deberá pretender asumir el rol que le corresponde a cada poder del estado o instituciones que por ley han sido creadas.  Si lo hace, aunque sea con mucha sutileza, tarde o temprano el “pueblo” se dará cuenta y los pondrá en su lugar. No cometan este error. Desde el Presidente de un Estado, hasta el funcionario más sencillo, tienen responsabilidades asignadas por ley.  

Todos los ciudadanos y agrupaciones civiles, que no han participado en elecciones populares o que no han sido nombrados en altos cargos públicos, tienen todo el derecho constitucional, de participar en la búsqueda de las soluciones de los distintos problemas que nos afectan a todos; pero, con respeto, tolerancia y ocupando cada uno el lugar que le corresponde…



Por                                                                                                                          Eric Enrique Aragón

jueves, 12 de noviembre de 2015

Aprenda a delegar funciones

Delegar funciones es un principio administrativo, indispensable para culminar con éxito cualquier proyecto.  Esta norma gerencial es útil en todos los sectores de la economía (agricultura, comercio, servicios, industria, telecomunicaciones...). Es una etapa del proceso administrativo que todo buen jefe, debe utilizar tanto en la empresa privada como en la administración pública.

Aplicar este principio pareciera fácil. De hecho la mayoría de administradores delegan funciones a los subalternos, aunque lo hagan de forma rudimentaria. No obstante, se cometen muchos errores que inciden en el resultado final del trabajo.

Repartir las tareas entre los colaboradores le quita una “enorme carga” al jefe, de modo que éste pueda ocuparse de otros asuntos. “Así piensan muchos expertos en esta materia”, y no están equivocados. Sin embargo, no lo están haciendo correctamente.

En una empresa o institución gubernamental existen prioridades; es decir, hay problemas que requieren atención inmediata; pero, no significa, que los demás temas no sean importantes. Para el buen jefe todo en su entorno laboral es de gran envergadura, ya que para llegar a la meta propuesta, cada elemento por muy pequeño que sea, debe estar en el sitio adecuado. 

Por ejemplo, una compañía que le da poco valor al aseo de las oficinas o a la conducta de la recepcionista: podría estar dañando su imagen como empresa o la calidad del servicio.

Delegar funciones exige del jefe –llámese gerente, administrador, director, ministro, empresario, presidente- conocer detalladamente el perfil de cada empleado. Concluir que un candidato es ideal para el puesto, porque exhibe un montón de títulos universitarios, es un análisis muy superficial. En estos tiempos, cualquier persona mediocre puede tener varias maestrías. En algunos centros de educación superior, los títulos se obtienen con facilidad, hasta por Internet, basta con tener el dinero necesario para cubrir los costos...

El buen jefe debe conocer hasta que punto cada trabajador es responsable, puntual, leal, desprendido, reservado y eficiente… La asignación de tareas que haga, debe estar de acuerdo a las habilidades y cualidades del candidato. En la administración pública se observa con más frecuencia esta falla; ya que se hacen asignaciones o nombramientos, en base a otros factores distintos a la selección adecuada de los candidatos.

Un colaborador creativo, motivado, con carácter, cualidades de liderazgo, deseos de aprender, es más útil para una empresa que una lista de títulos universitarios. 

Otro error que se comete, es creer que el jefe simplemente debe sentarse a esperar el resultado final. El administrador siempre debe revisar los resultados parciales, antes del producto final.  Si durante el proceso ocurre algún percance, el subalterno a quien se le delegó la tarea podrá hacer las correcciones oportunas…

El jefe cuando delega funciones se libra de todo el trabajo técnico, pero, no queda eximido de la supervisión o seguimiento que debe realizar.

Si algo sale mal, él (jefe) es el mayor responsable. Muchos errores se descubren demasiado tarde para corregirlos.


Por:                                                                                                                         Eric Enrique Aragón