domingo, 7 de abril de 2013

Sabía usted que cada 40 segundos una persona se quita la vida...

“Se calcula que cada año se cometen 900,000 suicidios.  Esto significa una muerte cada 40 segundos.  El suicidio se encuentra entre las tres primeras causas mundiales de muerte en personas de 15 a 44 años”.  Fuente: Organización Mundial de la Salud (OMS).

¿Cuánto tiempo ocupa en peinarse?  ¿40 segundos o un poco más?  ¡Por favor! Deténgase unos minutos a reflexionar… Mientras usted realiza sus tareas cotidianas como bañarse, vestirse, colocarse los calzados, maquillarse, tomar un café o despedir a sus hijos cuando se dirigen a la escuela: alguna persona desconocida, pero, con seres queridos a su alrededor -igual que usted-  está poniéndole fin a su existencia terrenal; y aún es más dramática la situación, si se trata de un adolescente o niño.

En la mayoría de casos, aquéllos que atentan contra su propia vida, dan muestras evidentes de sus intenciones; puesto que no desean la muerte.  Lo que realmente piden a gritos es que alguien los tome de la mano…

Son personas que padecen una fuerte depresión. Se sienten abandonados e incomprendidos; por lo tanto creen firmemente que la única solución a tanta angustia, es acabar con la propia vida.

¡Por supuesto! El suicidio es un grave error.  A veces los familiares y todos los que están cerca de quienes pretenden quitarse la vida, son tan responsables como el mismo suicida.  ¿Por qué?  Porque los que presumen ser cristianos y asisten todos los domingos a la iglesia: “tienen el deber moral y cristiano” de hacer todo el esfuerzo para socorrer a los demás y con mayor razón si se reconocen las señales de un potencial suicida.

Existe un amigo que puede y desea ayudar a cualquier ser humano que se sienta agobiado, desorientado y no sepa que camino seguir… Este gran amigo siempre está cerca, dispuesto a solucionar el problema que se tenga -no importa el tamaño ni la complejidad- para él nada es imposible.

Nuestro amigo se llama Jesús de Nazaret.  No lo rechace…  Búsquelo.  Hable con él.  Sea sincero…  ¡Cuéntele porque se siente angustiado!  El no fallará… 




Por:
Eric Enrique Aragón

7 de abril de 2013

viernes, 29 de marzo de 2013

El mayor sacrificio de la historia…



En una pequeña lámina que estaba tirada en la vía peatonal: sucia, casi desteñida y sin aparente importancia, para el común de los mortales que por allí caminaban; se alcanzaba a distinguir el siguiente escrito: “Simeón dijo a María: He aquí, éste está puesto para que todos en Israel caigan y se levanten…” (Se refería a Jesús). Fuente: Evangelio según San Lucas, cap.2, versos 34-35.

El apóstol Pablo contribuyó a extender la obra de Jesús a todos los pueblos, que no eran israelitas; de manera tal, que la muerte del Salvador benefició a toda la humanidad… Hasta nuestros días.

¿Y en qué nos benefició, si el mundo sigue igual de malo o peor? Así piensa un conocido.  ¡Y no es el único! Millones de seres humanos no sólo piensan igual, sino, que maldicen a Jesús ¡Basta con observar el comportamiento de la sociedad actual: liberal, inmoral y desenfrenada!

No obstante, creer o no creer depende de cada individuo.  No se puede obligar a nadie. Igual que en los estados modernos donde se defienden  los derechos humanos y la libertad de expresión; Nuestro Señor Jesucristo, abogó por la libertad de cada ser humano, para tomar sus propias decisiones… ¡Y lo sustentó con creces…! Pues, jamás le impuso su voluntad a los demás, ni siquiera obligó a aquellos que recibieron un milagro a seguirle… 

La gente necesita y más en la actualidad creer en “algo”.  Lamentablemente, muchos depositan su confianza en cosas materiales, ideales o en individuos, que no traen ningún beneficio real y duradero. 

Una gran cantidad de hombres y mujeres, aparentan ser felices; pero, no es cierto.  Cuando se les analiza, nos damos cuenta de que simplemente, son apariencias… Nada más “apariencias…” Detrás de esa falsa imagen que proyectan, existe una familia (si así se le puede llamar) totalmente destruida y un mundo interior que es un caos, lleno de vicios, odios, rencores, envidias… ¡Bueno! Y para que seguir… ¡Quizás nos topemos hasta con una cloaca…!

¡La verdad es que si beneficia la muerte de Jesús!  Cuando se está agobiado por tantos problemas y sufrimientos, buscar a Jesús con lágrimas en los ojos se convierte en un desahogo y en nuevas esperanzas de vida… Y como expresan algunos: “Nuevamente se cargan las baterías y a seguir luchando…” 

¡Claro que si! La muerte de Jesús representa una ganancia para la humanidad. ¡Por supuesto! Depende como usted lo quiera ver… ¡Usted toma sus propias decisiones…!





Por:
Eric Enrique Aragón
                                                        


martes, 19 de marzo de 2013

Imagen personal…



Llevar el vestido bien arreglado -por sencillo que sea éste-, zapatos limpios; buen corte de cabello.  Además del uso correcto del idioma, gestos, ademanes; y buenos modales: son detalles necesarios para impactar positivamente al público que nos observa (puede ser una o varias personas).

La buena imagen es fundamental, en cualquier campo donde se desenvuelva el ser humano.

5 minutos son suficientes para causar buena o mala impresión; y todo depende de la imagen que se proyecte.

Una vez que se adopta la buena imagen, ésta debe formar parte del diario vivir.  Y es tan importante en cualquier lugar: centro de trabajo, escuela, hogar, comunidad o simplemente, cuando se conversa con la gente común y corriente.




¡Eso sí…! La buena imagen se combina con la humildad.  Una persona recién conocida puede ser agradable… ¿Y después qué pasará? Nada perdura por arte de magia… Las cosas buenas de la vida deben cuidarse; en otras palabras, la arrogancia y vanidad terminan por arruinar una excelente imagen.

! Y por cierto! La imagen positiva que deseamos proyectar, se va creando paso a paso…




Por:
Eric Enrique Aragón











domingo, 10 de marzo de 2013

Órgano pequeño y frágil del cuerpo humano, pero, con una fuerza destructora…


¡Así como leyó el título...! Es un ser pequeño, muy frágil y recibe instrucciones; es decir, que ni siquiera se manda.  Sin embargo, la mayor parte del tiempo, se deleita ejecutando órdenes de venganza, odio, mentiras y muerte.  A su paso, ha destruido pueblos enteros.

Tiene tanto poder que doblega al más fuerte, valiente e inteligente de los mortales. 

Sus palabras son latigazos de fuego; no obstante, cuando desea, puede expresarse de la manera más dulce, llevar amor y salvar cientos de vidas humanas.

A mi memoria viene un recuerdo muy lejano… Estaba pequeñito, apenas 7 años.  Estuve observando durante varios días, la agonía de una señora de 86 años, nacida en el siglo XIX (1881) -datos que recuerdo como si fuera ayer.

Lo que más me llamó la atención, fueron los gestos que hacía… Trataba de decir algo y no podía… Era desesperante… Causaba terror ver esta escena. Finalmente, trajeron un cura (sacerdote católico) para rezar bastante… Cuando por fin falleció, escuché a una persona manifestar que a la anciana le costaba morir, porque estaba penando por algo malo que había hecho en su vida.

Realmente, no sé qué ocurría con la anciana… pero, si le puedo aseverar que no era nada bueno…

¿Por qué será tan difícil controlar la lengua? La utilizamos para expresar todo lo malo: agredir a los demás, ofender, criticar, desmotivar, iniciar guerras, destruir familias enteras… ¡Oh! ¡Cuánta maldad hay en ella y en nuestra mente!

¡La buena noticia es que podemos hacer el esfuerzo para controlarla!



Por:
Eric Enrique Aragón

domingo, 3 de marzo de 2013

Elimine el SPAM de su mente


La palabra Spam, es muy familiar para la mayoría de usuarios de Internet.

¿Quién no ha visto mensajes no solicitados en la página que consulta o en su correo electrónico?

Pues, el Spam, se define así. “Mensajes no deseados o basura”.  Pueden ser de todo tipo: publicidad, virus, pornografía, estafas; solicitudes de información personal o de amistades desconocidas en las redes sociales; falsos premios (loterías, donaciones, herencias), etc.

Estos mensajes de una u otra forma hacen daño.  Incluso, aparecen tantas veces en pantalla, que sin darnos cuenta les damos “clic”. “Entramos a una página pornográfica con virus o nos dejamos llevar por las mentiras que nos  escriben y por las falsas fotografías que nos remiten.

¿Cómo evitar este daño? Haga uso de los buenos programas antivirus, esté siempre alerta frente a los engaños; lea bastante acerca de las estafas en internet y sobre la gente malvada que se hacen pasar por “jóvenes bonitos”, por ejemplo, en Facebook: “para atraer y engañar a los ilusos jóvenes, que todo lo creen…”

¡Qué le parece! ¡El mismo Spam que abunda en la red, lo tienen las personas en su mente!
Las personas se quejan, porque el dinero no les alcanza. Buscan siempre una justificación para llegar tarde a los trabajos. No estudian por falta de tiempo y dinero. Odian su apariencia física.  Ven todos los defectos de la familia.  Lo que dicen, generalmente, revela derrota y falta de motivación; aparte, de que gran cantidad de palabras son negativas y vulgares. Tienen una venda que les tapa los ojos e impide que vean las cosas bellas de la vida…

 En fin, la mente de los mortales, a veces se parece a una cloaca. Sin embargo, no tiene que ser así… La mente es un depósito de ideas, palabras, pensamientos y sentimientos dañinos, “SI YO LO PERMITO”. 

Limpie la cloaca que tiene en su mente. ¿Cómo? Practique la buena lectura, es decir, aquella que motiva a hacer lo bueno. Observe las excelentes cualidades que poseen sus familiares, converse y juegue con sus hijos, ame a su cónyuge;

Piense que su trabajo, por sencillo que sea y poco dinero que gane, es todo lo que tiene ahora y representa su fuente de ingreso. Peor, sería no tener nada. ¡Cuídelo! 

Relaciónese con la naturaleza. En ella hay mucha sabiduría. Evite a las personas que consumen licor, drogas, que no trabajan y que todo para ellos es malo.  Aléjese rápido de estos individuos (con prudencia, pero, hágalo ya).

Y lo más sabio que puede realizar.  Haga todos los días una oración al Creador. Pídale mucha fuerza mental, física, espiritual y emocional, para llevar una vida sana y positiva.




Por:
Eric Enrique Aragón