miércoles, 6 de junio de 2012

¡Hasta donde hemos llegado…! ¡Niños que atentan contra su vida!


¡Desgarrador! ¡Desgarrador! No existen palabras para describir el dolor que debió sentir la mamá del niño hispano Joel Morales, cuando lo vió ahorcado y aún más traumático, cuando ella misma le quitó el cordón alrededor de su cuello, que utilizó Joel para realizar semejante acción.  

 Según los familiares, la causa del suicidio fueron los supuestos actos de burla e intimidación (“bullying”) por parte de otros niños, en la escuela pública a la que asistía en el East Harlem de Nueva York.

Cuando un niño fallece de esta forma, revela el nivel de degradación que tiene la sociedad.  Y no se puede esperar otra cosa, pues, estamos frente a una población mundial, que cambió los valores morales y cristianos por el materialismo, la indiferencia, las pasiones bajas y todo lo que contenga inmoralidad, corrupción, pornografía y desunión familiar… 

Los niños son nobles. Jesús lo dijo: “de tales es el Reino de los Cielos…” ¿Por qué son nobles? Porque no guardan los malos sentimientos en su tierno y pequeño corazón. Los adultos si se esmeran en conservar e intensificar la maldad… Sin embargo, existen infantes que en determinados momentos, pueden sentirse muy agobiados por un problema que padezcan.  Como por ejemplo: la separación de los padres, la violencia intrafamiliar, enfermedades, pobreza extrema, maltrato en el hogar o el hostigamiento en las escuelas.

Para un adulto, llámese papá, mamá, tutores o maestros, es fácil identificar a un niño que tiene una confusión emocional, debido a un problema que no puede manejar por su limitada madurez.  El cambio de conducta es obvio. ¡Se aprecia a simple vista! ¡He aquí cuando la mamá o aquellos que se encargan de la custodia del niño, deben demostrar más amor e interés por el muchacho!  La malicia siempre es importante conservarla. En otras palabras, debemos pensar siempre que un niño es impulsivo y muy emotivo; de manera tal, que si es capaz de realizar actos que después se tengan que lamentar.

Definitivamente, que la verdadera comunicación, amor y amistad que se le brinde, tiene un efecto positivo en el comportamiento del niño; y sin lugar a dudas, puede ser la diferencia entre la vida y la muerte.

Por otro lado, los maestros y autoridades de las escuelas públicas, están ignorando o enfrentando muy superficialmente los distintos problemas que tienen los alumnos y que después desembocan en violencia, drogadicción, desenfreno, fracasos, deserciones, acoso de todo tipo y muerte.  Y no sólo es un problema de las escuelas públicas de los Estados Unidos, sino, también, de las instituciones educativas de Latinoamérica. 


Por:
Eric Enrique Aragón

viernes, 25 de mayo de 2012

¿Qué pasó con Jhon Travolta?

A este famoso actor de Hollywood, le ocurrió igual que a muchos hombres: “el secreto más guardado, se hizo público…” Como dicen algunos “salió del closet”.

Ahora este asunto no es nuevo ni propio de nuestros días.  Desde épocas remotas, el hombre viene quebrantando las leyes divinas.  Buscando la felicidad donde no está. Hundiéndose cada vez más en el fango.  

Indudablemente, el papel fundamental de los medios de comunicación ¡Gracias a Dios por la libertad de prensa! le permite a la sociedad entender mejor las consecuencias negativas de estas acciones.

Por ejemplo, el caso de Jhon Travolta.  Destruye una familia por completo. ¡Qué dolor y humillación para la esposa! ¡Y los hijos! ¿Cómo quedan? Marcados por la desdicha para toda la vida.  Y si no tienen un buen apoyo familiar y profesional, lo más seguro es que jamás se recuperen.

Se podrían mencionar tantos hechos recientes de gente famosa y común, que por llevar una doble vida (homosexualismo, infidelidad, alcoholismo y drogadicción, desenfreno, violencia intrafamiliar, etc.), han dejado a su paso familias desintegradas que nunca sabrán lo que es la felicidad… Hijos desdichados, que una vez creyeron y confiaron en el amor de sus progenitores.  Esposas que se sentían afortunadas por la linda familia que tenían… ¡Y ahora sólo ven oscuridad por el camino!

En la vida hay que tomar decisiones correctas y aprender a desarrollar el carácter necesario para mantenerse firme.  El ser humano no debe ser como la hoja que el viento lleva para donde quiere.  Tome el control de su vida… Vaya por un buen sendero…

La primera y más importante decisión que debería tomar un mortal, es seguir los pasos de Jesús y todo lo que esto implica; es decir, un sistema de vida adecuado, que no infrinja las normas cristianas ni morales, ni afecte el bienestar de la familia. 

La segunda decisión –no menos importante- es reconocer el grave problema que se tiene. Y que se desea corregir por el bien de la familia; y más que todo, por amor a los hijos.  Pida ayuda a Jesús, mediante la oración.  Una oración con mucha fe y confianza, tiene poder.  Asimismo, es esencial buscar apoyo familiar y profesional.

La conducta negativa de los hombres trae como resultado: una sociedad podrida, la familia desintegrada e hijos desdichados…

“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”  Filipenses 4:13


Por:
Eric Enrique Aragón

jueves, 10 de mayo de 2012

Un domingo de pulgas…

A pesar de la angustia y picazón que me causaban las pulgas y los piojos los días domingo –aunque parezca cómico- no guardo ningún resentimiento ni siquiera contra estos insectos, que son parte de la naturaleza y que de alguna forma tienen que alimentarse. Hasta los niños saben, ya que lo aprenden en los primeros años de escuelita; que los piojos y pulgas abundan en los lugares donde no se practica el aseo.

Si los espacios ocupados por seres humanos, como los centros educativos, los hogares y otros sitios públicos carecen de aseo adecuado, indudablemente que todo mundo estará rascándose la cabeza y el cuerpo, porque serán comida de los piojos y pulgas.

Como lo he dicho un sinnúmero de veces… El cine siempre ha sido una pasión para mí. A veces creo que desde el vientre de mi madre, ya venía con ese deseo de ver películas. Creo que mis dos hijos Diana y Michael, heredaron tal pasión. Ambos desde recién nacidos se entretenían viendo películas y cómicas conmigo.

Vivía en un lugar llamado Desamparados. No recuerdo el nombre exacto del barrio, pero, si recuerdo que cuando venía en bus desde el centro de San José –ciudad capital de Costa Rica- me bajaba frente al parque, cerca del cine llamado La Reina -en éste vi muchas películas-. Después cruzaba el parque (aquí estaba la iglesia católica), en dirección a la calle que pasaba a un costado de la Caja de Ahorros. La casa donde residía en esos años estaba casi al final de la mencionada calle.

Alguien me habló acerca de un cine donde se pagaba poco, unos doce colones, un precio bastante popular. Por esta cantidad de dinero presentaban dos películas; generalmente eran mexicanas. ¡Por supuesto! Esto me impactó… Podía ver dos cintas o mejor dicho recordarlas, ya que en mi niñez las había visto casi todas… Películas protagonizadas por los legendarios luchadores: El Santo, Blue Demon, Mil Máscaras; o Lucha Villa, Cantinflas, y tantas otras cintas cinematográficas al estilo ranchero.

En una gran cantidad de películas, los actores principales, quienes eran famosos cantantes, hacían gala de sus voces espectaculares, entonando las canciones rancheras. Podemos mencionar a Pedro Infante, Javier Solís, Miguel Aceves Mejía, Vicente Fernández, Antonio Aguilar, Agustín Lara, Jorge Negrete. Las películas eran tremendas joyas clásicas del cine mexicano y norteamericano; ya que presentaban cintas de ambos países.

Un día decidí conocer tal cine. La doble tanda a precios populares, se ofrecía los días domingo en la tarde, para todo público. No puedo indicar con exactitud la ubicación del lugar. Pero si recuerdo que podía llegar al cine caminando por una de las angostas calles laterales, que estaba más o menos enfrente del hotel Centroamericano, por la avenida Segunda. Esta era una de las principales vías en esos años de la urbe josefina y aún lo es. También, podía llegar a la sala de cine, entrando por una de las calles contiguas al teatro Moderno. Por cierto estas calles parecían un laberinto, igual que ir al sector del mercado público.

¡Excelentes películas del recuerdo…! Durante un tiempo me convertí en asiduo fanático de ese cine. No faltaba ningún domingo, tanto así, que una vez me hicieron una importante invitación (fiesta de cumpleaños) y a pesar de que me llevaba muy bien con toda la familia de la joven quinceañera, no asistí a tal evento. Algunos años después la visité. Estaba casada y con dos hermosas hijas. ¡Bueno! Era tanto mi anhelo por ir al cine, que falté a tal evento. Después me sentí sumamente apenado… Y ahora que la vi convertida en una hermosa señora, me arrepentí de no haber ido a su fiesta…

Gozaba cada película, no obstante, el precio que tenía que pagar era altísimo, y no me refiero al precio monetario. Ese cine estaba llenísimo de pulgas y piojos. Mientras la gente veía la película, se les podía ver volando por todas partes. Estaban en las bancas, paredes, baños, en fin, en cada centímetro del local. Durante las dos horas aproximadamente, que miraba fijamente la pantalla, me olvidaba de la existencia de los insectos. Inmediatamente después de salir del cine, cuando regresaba a la realidad; sentía el fiero ataque de los piojos y pulgas. Estaban clavados en todo mi cuerpo. La picazón era infernal.

Cuando llegaba a la casa corría a quitarme la ropa, zapatos y todo lo que cargara encima y lo echaba en un tina llena de agua, clorox y cualquier otra sustancia que matara a los agresivos insectos. Igualmente, me daba un intenso baño… Hasta desinfectantes me echaba encima… Al final siempre me quedaban un par de piojos y pulgas en mi cuerpo. Se puede decir que me tomaba los cinco días de la semana erradicar por completo a los malévolos bichos. ¡Y nuevamente se repetía el mismo proceso…! ¡Una y otra vez!

Estuve muchos meses viendo hermosas películas clásicas; y también sufriendo el martirio de los descomunales ataques de los piojos y pulgas… ¡Bueno! Tenía la fuerza y la locura de los años de juventud. ¡Lo podía soportar todo…! ¡Vivan los años mozos!






Por:
Eric Enrique Aragón

martes, 1 de mayo de 2012

Qué afortunado soy…


Cualquiera pensaría que voy a referirme a una infancia parecida, a la del niño que protagoniza la excelente serie de televisión llamada, “Los Años Dorados”. Si mi memoria no me falla -como si lo ha hecho mi vista desde hace varios lustros- el niño protagonista en la serie se llama “Kevin”.  La serie es maravillosa, puede ser vista por grandes y chicos; ya que narra la vida de una familia, con sus altas y bajas; pero, que al final de cuentas es la familia ideal.
La verdad se trata de un recuerdo muy nostálgico para mí, no obstante, me permite sentir “que si hay un Dios que nunca abandona a los niños huérfanos”. Cuando estaba pequeño tuve la oportunidad de conocer muchas regiones de América Latina, el este de Europa y algunos pueblos de Asia.  Todo gracias a mi aventurero papá o mejor dicho creador biológico, que lo único que me dejó en la vida fue un vago y triste recuerdo.
Ni sé porque viajaba tanto, quizás lo hacía como gitano que era –nacido en Rumanía- al igual que mi madre… Si recuerdo que estaba muy pequeño, quizás tenía unos cuatro años, cuando apareció de repente y le dijo a la señora con quien vivía en ese momento (mi abuela materna)…¡Me lo llevo, yo soy el papá…!  Mi ilusión no duró mucho, pues a los meses me abandonó nuevamente… ¡Y esta vez para toda la vida!  Tuve que sobrevivir solo realizando distintos trabajos, la mayoría por las calles de Rumanía, Albania, México, América Central y Panamá.  En este último país un señor influyente y diplomático, durante la dictadura militar, utilizó una partida de bautismo, donde figuraba (él) como mi padrino, para que me inscribieran en el Registro Civil de Panamá. Soy español por mi mamá (gitana española) y rumano por mi papá. 
¡Bueno! Con “sangre gitana” pude nacer en cualquier lugar. Realmente no lo sé. Y nadie me lo puede explicar, ya que la única familia que conocí hasta los seis años aproximadamente, vive en Europa del Este o en Islas Canarias… Lo más seguro es que todos están muertos o desaparecidos. De acuerdo a una tía que vivía en Costa Rica, en el año 1966, la mayor parte de mi familia fue perseguida y masacrada en Europa. Y los pocos que quedaron tuvieron que huir… (Según ella, esa fue la razón por la cual me abandonaron a mi suerte).
 Según los funcionarios de esa época (todos fallecidos), yo nací en suelo costarricense.  Lo cierto es que soy de “raza gitana” y viví hasta los 4 años en las calles y en la campiña de Rumanía.  Una de mis abuelas (gitana española), me llevaba de un lugar a otro.  Ella “irónicamente” gravó en mi mente la “Fe Cristiana”. Yo creo -no estoy seguro-  que ella no era totalmente gitana… ¡Dios la tenga en su gloria, al igual que otras abuelas que tuve!
Este recuerdo melancólico viene a mi memoria; porque mientras me asomaba por la ventana de mi recámara, vivo en el tercer piso de un pequeño edificio, llamó mi atención un niño -estimo que no tendría más de tres añitos-  cruzando la calle muy seguro y bien agarrado de la mano de su mamá. 
Se me salieron las lágrimas en ese momento, porque recordé dos cosas. Primero: en mi recorrido por esos lugares descritos anteriormente; conocí a muchos niños de la calle, abandonados, con hambre, cuyo hogar era cualquier callejón donde pasaran la noche. Algunos eran explotados por los adultos y los más fuertes sobrevivían haciendo trabajos por la calle o tomando sin permiso lo ajeno…
Jamás se me ha olvidado lo que me contestó el señor, a quien le pregunté: ¿Por qué los niños vivían así? Y en medio de mi ingenuidad, me puse a llorar… Lo irónico es que yo era igual a estos niños. También tenía que dormir en la calle, porque mi papá me dejó solo en un callejón y jamás apareció…
El parroquiano me respondió: que los niños vivían así, porque “los adultos eran crueles y no tenían a Dios en su corazón”.
Y en segundo lugar: me sentí afortunado, porque cuando me ponía a llorar… ¡Y por cierto! siendo un niño lo hacía a menudo. Lo único que se me ocurría hacer –en medio del llanto y el dolor- era rezar o hablar con Dios, hasta que cesaran mis lágrimas. Jesús siempre estuvo allí... De otra manera, no pudiera contar esta historia…
No tendría sentido contar esta historia si ustedes, apreciados lectores, no se dan cuenta de lo afortunados que son.  ¡Si! La mayoría son afortunados, porque tienen algo bueno en sus vidas. Miren todo lo que está a su alrededor o simplemente, el interior de vuestras almas... y podrán darse cuenta que tienen algo hermoso.
Después de descubrir que si cuentan con algo lindo en sus vidas, entonces, busquen a los niños abandonados o que carecen de una verdadera familia y compartan con ellos... ¡El Dios de Israel y Nuestro Señor Jesucristo los llenará de bendiciones!



Por: 
Eric Enrique Aragón

lunes, 23 de abril de 2012

Juan Carlos Navarro, la mejor opción al triunfo del PRD


“Bajo ninguna circunstancia la nación panameña debe perder la esperanza en un mañana mejor”.

Es cierto que en la pasada campaña política, se hicieron muchas promesas que impactaron el corazón de los nobles panameños.  Lamentablemente, el tiempo y los escándalos protagonizados por el gobierno, transformaron “esas promesas”, simplemente, en bellas palabras y mayor decepción de la clase política, que con tal de seguir aprovechándose del poder, son capaces hasta de venderle el alma al mismísimo diablo.

Sin embargo, el pintoresco y lindo Panamá, no está condenado a ser gobernado por los malos políticos. ¡Gracias a Dios! La mayor parte de la población es decente y de buen corazón.  Al igual, existe todavía una determinada cantidad de líderes políticos: jóvenes, inteligentes, con principios morales  y sobre todo, inclinados a servir a los demás; que únicamente esperan que se les dé la oportunidad de trabajar en beneficio del país, y más que todo, en favor de la clase más vulnerable, que sufre con mayor intensidad, los resultados negativos de las decisiones equivocadas de los gobernantes.
“Piensa positivamente, selecciona a los mejores candidatos, trabaja duro y cree firmemente en Dios” y podrás ver un Panamá, dónde la familia panameña esté unida por el amor, la fe y una mejor calidad de vida.
El Partido Revolucionario Democrático (PRD) –una de las agrupaciones políticas con mayor número de adherentes y vocación democrática de la república de Panamá- se orienta el día 8 de julio del presente año, a escoger a todos sus delegados. Éstos a su vez tendrán la enorme responsabilidad, el 26 de agosto de renovar el Comité Ejecutivo Nacional (CEN).
El PRD cuenta con uno de los grandes líderes políticos de Panamá y América Latina: JUAN CARLOS NAVARRO.  Este líder político, representa la mejor opción del partido para lograr su total consolidación y alcanzar el podio presidencial en el año 2014.
Los patriarcas del PRD, son personajes que pertenecieron a una generación brillante y audaz, pero, como todo proceso natural, deberán darle paso a las nuevas generaciones, si realmente buscan la unidad y consolidación del partido.  Por lo tanto, deberán entender que Juan Carlos Navarro, es el mejor candidato para unir las distintas corrientes y aglutinar la mayoría necesaria para triunfar.  Las encuestas y la reacción popular, dentro del partido y a nivel nacional, muestran una tendencia favorable a Juan Carlos y de acuerdo a los expertos, todo apunta que irá subiendo cada vez más.

Las bases del partido (PRD), están conscientes de que el país, en este momento atraviesa por una serie de escándalos políticos, que están mermando la confianza de los empresarios e inversionistas extranjeros; y que a mediano plazo, sin lugar a dudas, afectarán todos los buenos índices económicos que con tanto esfuerzo logró el país.  Frente a este difícil panorama, el partido tiene que prepararse con sus mejores candidatos a puestos de elección para el 2014, si desea corregir los daños que se heredarán y mejorar la imagen del Estado.  Obviamente, el candidato con más fuerza para lograr el verdadero cambio que requiere Panamá, se llama: JUAN CARLOS NAVARRO.  



Por:
Eric Enrique Aragón

domingo, 15 de abril de 2012

Sodoma


Sodoma se destaca en el Antiguo Testamento (aprox. 3300 A.C.), como símbolo de homosexualismo, soberbia, falta de amor al prójimo; en fin, eran habitantes que realizaban toda clase de prácticas abominables a Dios (Yahvé). 

 Sodoma y su vecina Gomorra, fueron destruidas por la ira de Dios.  Estas ciudades, como muchas que tenemos en nuestros días, fueron fundadas por gente trabajadora, respetuosa del prójimo y de las leyes divinas.  
 Sin embargo, en algún momento se permitió, que las malas prácticas influyeran en la masa humana. ¿Cuál fue el resultado? Una sociedad totalmente podrida.  “Era demasiado tarde para salvarla” “El corazón y el razonamiento de las personas en Sodoma y Gomorra, estaban torcidos.  
 Lamentablemente, sólo quedaba un camino: “La destrucción total”. Igual que un ser humano cuando muere, producto de una enfermedad altamente infecto-contagiosa: “Se quema”.  “Destrucción total de los microorganismos, para que no hagan más daño”. 
 La sociedad actual se está corrompiendo.  No podemos sostener que poco a poco, así era antes, ahora los índices de corrupción se incrementan a una velocidad impresionante. ¡Irónico! Con el beneplácito de las autoridades y de la sociedad misma.
 No basta con aceptar lo malo, sino, que las nuevas generaciones ven la vulgaridad, el homosexualismo, el irrespeto a los demás, el alcoholismo, la drogadicción, el cigarrillo, el libertinaje, el desenfreno sexual y la desobediencia a los preceptos cristianos: como algo normal.  Es decir, que la vida de ellos –la juventud- gira en torno a esta conducta.
 ¿Por qué? Porque la generación anterior (la de más edad), que entiende que estas malas prácticas llevan a la destrucción y muerte, como está ocurriendo con nuestra juventud: NO HACE NADA. 
 Qué cómica es la vida y qué estúpidos son los que tienen poder económico, mejor posición social, educación y más edad -no podemos dejar afuera a los brillantes políticos-. 
 Si no hacen nada, al final del camino, la misma corrupción, desenfreno e irrespeto,  los destruirá a ellos mismos.  A todos nosotros.  No permitamos las malas prácticas en nuestra sociedad.  ¿Y cuáles son las malas prácticas? Son aquellas que desvirtúan los valores cristianos y morales. 
 Todo se resume en ama a tu prójimo y observa las leyes divinas.  Empieza con una oración a Jesús, antes de dormir.



Por:
Eric Enrique Aragón

sábado, 14 de abril de 2012

Lo que necesita un hijo…


No cabe la menor duda de que los niños cuando nacen están total indefensos. Además, de la leche que se les proporciona en un biberón; ellos necesitan para su normal desarrollo, la confianza y estabilidad emocional, que sólo se obtienen cuando reciben el cuidado y cariño de sus padres o en su defecto, de las personas encargadas de la crianza de los infantes.
Hoy día se aprecia en las escuelas y en otros lugares, donde concurren niños y jóvenes, una inclinación -casi religiosa de éstos- por lo superficial y  negativo. 

 A veces ni los propios padres pueden explicar la conducta agresiva de sus hijos.  En  ciertas ocasiones estas actuaciones equivocadas, conducen a los jóvenes a tener un final que nadie quisiera. 
El origen del problema y la solución es tan simple que no lo vemos. Todo gira en torno a la estabilidad interna del mundo de los sentimientos.
El ser humano desde que nace necesita alimentación para el desarrollo satisfactorio de su cuerpo; igualmente, requiere entender y desarrollar los valores, tales, como el amor, cariño, bondad, unidad familiar, solidaridad, amistad, comprensión, responsabilidad, y otros sentimientos fundamentales para el crecimiento emocional adecuado, de modo tal, que pueda a medida que madura como persona, hacerle frente a las dificultades  -que son normales en la vida humana- con mucha sabiduría y cordura.  
Obviamente, si el infante no recibe nada de esto, por parte de sus progenitores o personas a cargo de esa responsabilidad, tendremos un ser humano con inclinaciones negativas.
No es tarde aún… Todos los padres y tutores están a tiempo de darle amistad y cariño a sus hijos… Igual los maestros y todas aquellas personas que de una u otra manera trabajan con niños y adolescentes.
----"Padrenuestro que estás en el cielo. Santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad en el cielo como en la tierra. Danos hoy nuestro pan de cada día. No nos dejes caer en tentación.  Líbranos del mal amén". 
La intención no es aburrirlos con tantos Padrenuestros. Todos los niños que son abandonados; incluso, aquéllos que están con sus padres; pero, que por una u otra razón no reciben la atención necesaria: tienden a refugiarse en alguien o en algo cuando se sienten impotentes frente a una dificultad…  
Lamentablemente, no todos tienen la dicha de manifestar como el autor de estos relatos: “Yo me refugié en la lectura y principalmente en mi Fe Cristiana…” ¿Y cómo manifestaba esa Fe?  Cada vez que tenía problemas, alguien me agredía física y emocionalmente o me asaltaban los sentimientos dañinos, me iba a a la cima de un pequeño cerro, me colocaba debajo de un árbol o me escondía en los vagones de los trenes; y con lágrimas en mis ojos, pronunciaba cinco Padrenuestros y cinco Avemarías. A mi corta edad de diez años, creía “firmemente” que esto ayudaba a mi estabilidad emocional.
Mi razonamiento no estaba errado. Lo puedo decir con plena certeza, pues, mi vida pudo tomar otro rumbo totalmente negativo; no obstante, gracias a la buena lectura y a la práctica de las oraciones –aunque fuese de una manera ingenua- en la actualidad, puedo observar la vida de otra forma. Siempre creyendo en un "mañana mejor".  

Pude salir adelante… No quiere decir esto que tengo todo en abundancia y que los problemas se alejaron.  Yo diría que es lo opuesto. Ahora tengo más dificultades que antes… Sin embargo, me enfrento a los percances cada día con una gran fe en Jesús y con una actitud optimista.  “Aunque sea con lágrimas en los ojos…”
Una gran cantidad de jóvenes no lo pueden hacer.  Hoy día están atrapados por la vida fácil y superficial; y lo más grave –pienso- es la confusión que tienen en la mente, que no los deja descubrir, ni siquiera, las habilidades que Dios les regaló. Lo reflejan por ejemplo en el poco interés que demuestran por los estudios y la superación. 
Miles de niños y jóvenes actúan así por resentimiento y venganza; ya que piensan -¡Por supuesto! Están equivocados- que así castigarán a los demás, por el daño recibido.  ¡Sí!  Es un cruel daño abandonar a los hijos… ¡Y no crean que me refiero únicamente a los niños huérfanos…! 
Hay niños y jóvenes que tienen a sus progenitores, y sufren mucho ¿Por qué? porque sus hogares son como las cuevas oscuras, donde nadie se ve ni se habla...Y mucho menos se expresan sentimientos de amistad y cariño.
Hace miles de años, hombres sabios del pueblo hebreo explicaron, la importancia de practicar la  unidad familiar y el respeto a las cosas de Dios. La mejor demostración de Fe Cristiana es: “LA UNIDAD FAMILIAR”.


Por:
Eric Enrique Aragón

domingo, 1 de abril de 2012

El día que me convertí en Aquiles…

Resulta que al final, cuando se suponía que había terminado mi escuela secundaria, me salen con la sorpresa de que tenía un par de materias pendientes.

¡Bueno! Esto no era ninguna sorpresa, ya que me la pasé viajando por diferentes regiones –como buen aventurero gitano- y en cada país alguna familia me adoptaba; como resultado tenía que ir a la escuela. Aunque tengo que confesar, que en los primeros años odiaba la escuela; ya que no comprendía aún el incalculable tesoro que significa obtener una buena educación… ¡Indudablemente fui afortunado! ¡Gracias a Dios que puso en mi camino gente que me trató bien...! (aunque siempre todo fue muy efímero).

En esos años era necesario cumplir con un montón de materias, que comprendían asignaturas de ciencia, letras y algunas de comercio: para poder culminar la escuela secundaria.

El horario de clases era más exigente. Se asistía casi todo el día a la escuela -mañana y tarde-. Se tenía que hacer un examen anual y no existían las rehabilitaciones, como hoy día: que si el alumno fracasa en dos o tres materias, tiene la oportunidad de aprobarlas en cursos de verano (en vacaciones).

En vista de tal situación, tuve que matricularme en la escuela nocturna, para aprobar las materias que faltaban. En esa época, también, empezaban las escuelas nocturnas –. Éstas se crearon para ayudar a las personas adultas o mayores de edad, que por algún motivo no pudieron terminar los estudios en las escuelas del sistema normal (periodo diurno); o que jamás pudieron ingresar a la escuela. El costo era bastante accesible a las personas de escasos recursos económicos. En la mayoría de casos, únicamente se pagaba una matrícula equivalente a cinco dólares. Y se podía cancelar mediante abonos… Muchas veces se entraba –a la escuela- sin pagar nada, por medio de un programa de asistencia social. ¡La idea era educar a la población…! Los índices de analfabetismo en América Latina, eran altos.

Rápidamente me adapté al sistema. Definitivamente que el ambiente era otro. ¡La mayoría de personas eran adultas, casadas, unidas, solteras, con hijos, sin hijos; con trabajo, sin trabajo, y de todos los colores y edades…!

Con la finalidad de lograr mi objetivo: concluir lo más pronto posible la educación media; me dediqué únicamente a estudiar. “Mi gran sueño: ingresar a la universidad”. ¡Tenía la convicción de que ser estudiante universitario, era lo máximo…! ¡Y comprobé muchos años después que no estaba errado…!

Me gané rápidamente el respeto de los profesores y de los compañeros. Era un alumno aplicado y serio en el aula de clases. Las muchachas que estudiaban en el periodo nocturno, querían sentarse a mi lado o formar parte de los grupos de estudio conmigo. ¡Era obvio…! Me convertí en buen estudiante. También me aprovechaba de la situación para coquetear un poco con ellas…

Entre otras cosas que me ocurrieron: “conocí a una muchacha, más o menos de mi edad”. Era como a mí me gustaba: alta, blanca, inteligente y atractiva. Pero, existía un tremendo problema: ella era la querida de un señor que administraba un centro nocturno de baile. Este señor le pagaba un cuarto y corría con todos los gastos. Esto era así, porque ella tenía un bebé de unos 8 meses (de él). A pesar de que me gustaba, nuestra relación duró poco y fue más bien platónica. Yo creo que ella sentía, también, algo por mí. ¡Se me hace difícil recordar su nombre…! ¡No obstante, tengo su imagen con bastante claridad en mi mente!

A pesar de que una vez participé, cuando estaba en un colegio católico, a los trece años en una dramatización, nunca me interesó tal actividad. Ahora por casualidad me tocó trabajar en un drama. La profesora de español, estaba dando la clase de poesía y oratoria. Explicaba el arte de declamar y para ello hizo referencia a la obra “La Ilíada de Homero”. La tenía en la mano y empezó a leer en forma poética algunos pasajes. De repente dijo, si alguien me hace esta dramatización le pongo un cinco (máxima calificación). ¡Pienso que lo expresó en forma de burla…! Inmediatamente, sin pensarlo, levanté la mano y le contesté: ¡Profesora! ¡Yo lo hago…! ¡Se lo manifesté con tal seriedad, que nadie se atrevió a decir nada…!

Prácticamente, ya tenía mi grupo seleccionado. La primerita era la muchacha que me gustaba… Conseguí la obra La Ilíada y empecé a hacer un resumen. Hice los diálogos o las intervenciones que haría cada participante; es decir, nosotros.

La Ilíada trata de la guerra entre los troyanos y griegos. Se estima que ocurrió entre los siglos XIII AC y XII AC. En esta guerra se destaca el famoso héroe Aquiles, hijo de un mortal y de una diosa, según la mitología griega. Otros personajes que intervienen son Patroclo, Héctor, Helena y algunos más. La guerra que terminó con la destrucción de la ciudad de Troya –usando la táctica del caballo de Troya- se origina por una mujer: “Helena”.

Después de varias prácticas en la casa donde vivía ¡por cierto! únicamente estuve en esa residencia unos tres años y después… A la calle como un buen gitano aventurero (me fui como polizonte en un barco a otro país). Durante varios días –en la noche- realizamos diversas prácticas. Obviamente, a mí me tocó ser el director y protagonista de la obra.

Por fin, llegó el tal esperado día de presentar la dramatización. Yo hacía dos papeles, el de Patroclo y Aquiles. Parecía que iba a ser una clase normal de español; sin embargo, ningún estudiante ni profesor de los miles que había, podía imaginar que las clases en todo el plantel se detendrían a causa del drama… ¡Era algo nunca visto! ¡Claro! Habían observado otros dramas… pero, este era especial: por verse tan real, con mucho dramatismo y pasión. Era como si cada uno de nosotros nos hubiésemos transportado al pasado…

Inicié la dramatización, creo que con palabras de Aquiles, con tanta emoción y una voz tan fuerte, que a los minutos todos los estudiantes de la escuela estaban asomados por las ventanas y puertas del salón. Fue tan excelente la dramatización, que recibimos muchos aplausos y felicitaciones; incluso, las autoridades del centro educativo nos felicitaron. Durante muchas semanas este fue el tema de conversación: el drama de La Ilíada y… ¡Claro! Yo me hice más popular en la escuela y con las muchachas…





Por:
Eric Enrique Aragón



domingo, 18 de marzo de 2012

Gente laboriosa

Las naciones progresan gracias a hombres y mujeres que no le temen al duro trabajo.

 Valientes personas que se enfrentan día a día a los sacrificios, inclemencias de la naturaleza, a sus propias debilidades y a toda clase de peligros.
 En los cuatro puntos cardinales del planeta, se hallan estos verdaderos héroes: que se levantan al amanecer, se encomiendan a Dios y marchan a la faena diaria; con tal de conseguir el bienestar para sus familias, y por tanto, el desarrollo del país.

No reciben un galardón ni grandes homenajes; pero, se les puede comparar con el dios Zeus (mitología griega).  

 Se sienten en paz con ellos mismos y con la humanidad; porque cuentan con las armas más poderosas: una voluntad inquebrantable para el trabajo y la bendición de Dios.
Gran parte de esta gente trabajadora, desarrolla un gran amor por sus familias y le dejan a sus hijos la mejor herencia: el amor por el trabajo.
 Si los gobernantes del mundo entendieran que la única forma de evitar, que las nuevas generaciones sean vulnerables a la vida fácil, es por medio del amor al trabajo: indudablemente mejorarían las políticas de gobierno en este aspecto.
 “Dios y Nuestro Señor Jesucristo bendigan, hoy y siempre, a estos valientes héroes y a sus familiares



Por:
Eric Enrique Aragón

lunes, 27 de febrero de 2012

El gran escape…

Eran las diez de la mañana de un día domingo… Sentado en una silla que estaba junto a la cama, miraba con gran asombro, como colocaban mi ropa en una gran maleta. Todas las piezas: camisas, pantalones, calcetines, pañuelos, camisetas y todas las demás, tenían las iniciales de mi nombre y apellido, hecho con bastante hilo y aguja. En la tarde me llevarían a una escuela católica, de la orden franciscana. Ésta funcionaba, también, como un internado.

Nunca tuve ninguna limitación para salir de la casa… Me iba para donde quería, ya fuera para un campo de juego, río, al cine, o simplemente, andar por la calle haciendo cualquier trabajo, que me reportara algún dinero. Vivir con diferentes familias, durante periodos cortos y que éstas no se sintieran tan responsables de mi persona, facilitó el camino para que yo, desde corta edad, anduviese por la calle. Según estas personas, mi conducta era tan mala, que me abandonaban a mi suerte y otros optaban por meterme en internados. La intención era deshacerse de mí. ¡Así lo entendía siempre…!

En la puerta de la escuela me recibió un cura –sacerdote católico- ¡Por cierto, me enviaron solo en un taxi, con una nota…! El cura me llevó a una gran sala, donde sentaban a todos los niños, que al igual que yo, iban llegando en ese momento. Cursaría el quinto grado de la escuela básica. Cumpliría dentro de dos meses, el dieciocho de mayo, la edad de once años.

Ese mismo día nos acomodaron en las habitaciones. ¡…Bueno! Se trataba de una sola sala con varios camarotes. A mí me tocó dormir en la parte baja. Cerca de cada camarote, estaban grandes estantes, en forma rectangular. Cada gaveta de los estantes tenía una etiqueta con el nombre de los estudiantes. Aquí tendríamos que guardar la ropa interior, pijamas, camisetas, y demás piezas menudas. Y en otro mueble, colgaríamos los uniformes escolares y los vestidos para fin de semana, que más bien eran pantalones jean y suéteres. En fin, lo que predominaba era el orden y la limpieza en todo… ¡Y hay que no cumpliéramos…! Nos aplicarían las sanciones disciplinarias, establecidas en el reglamento de la escuela.

En la tardecita nos llevaron al comedor a recibir la cena. Yo creo que lo único que me gustaba de la escuela era la rica comida que servían. Después, siempre en fila, acudimos a la iglesia. No había que ir lejos, ya que aquélla estaba pegada al edificio de la escuela. La gente que asistía a la iglesia entraba por la puerta principal, que estaba frente a la calle. Nosotros los alumnos: lo hacíamos por un pasillo, desde la escuela. ¡Por cierto…! Las aulas de clases estaban en la planta baja. Arriba, en el primer piso, se ubicaban los dormitorios; salas de estudio, meditación y cine, comedores, cocina, etc. Y el segundo y último piso, no se utilizaba, ya que estaba en remodelación. Detrás del plantel escolar, había una gran cancha de baloncesto, de fútbol y hasta un lugar con aparatos de diversión para niños. Todo estaba protegido por una fuerte y segura cerca.

Por fin llegó el primer día de clases, el día lunes… Sólo había pasado unas horas desde que llegué; sin embargo, para mí las horas ya parecían eternas. La ansiedad por salir de ese lugar me ahogaba. Durante las clases, cuyo periodo era de siete de la mañana a una de la tarde, no podía ni siquiera hablar por el llanto que tenía atravesado en la garganta ¡Como un buen hijo de gitanos, quería ser libre! Para mí ser libre significaba vivir en la calle…

Mientras los maestros y compañeros hablaban, yo estaba muy lejos… ¡Mi mente recorría lugares distantes…! ¡Y mi garganta quería soltar un grito de llanto, que por nada del mundo podía dejar que escucharan…!

¡Por fin…! El timbre de salida terminó con mi larga agonía… ¡Ahora a planear mi escape de ese lugar! Me pareció fácil escaparme; incluso, hasta por la puerta principal; ya que en horas de clases, algunos internos, aprovechábamos para asomarnos a la entrada principal de la escuela, donde llegaban los vehículos y buses escolares, a buscar a los estudiantes que no eran internos.

Pasó casi un mes y mi agonía por salir de eses lugar, cada vez era más fuerte. Quería sentirme otra vez “libre como el viento”. Pero, sentía miedo al intentar escaparme… En lo más profundo de mí ser se asomaba la esperanza de que todo cambiaría y finalmente sería feliz aquí… No obstante, como un martillo cuando golpea el clavo, mi mente me repetía una y otra vez… ¡Te vas a quedar aquí para siempre…!

Eran las siete de la noche, de un día cualquiera de semana -¡no recuerdo cual!- todos los estudiantes estábamos reunidos con un sacerdote consejero, en la planta baja. En ese momento, el cura regañaba a un estudiante por irrespetuoso. Yo no aguantaba más…Este era el día del gran escape…

---- ¡Disculpe! Puede darme permiso para ir al baño. –Le dije al sacerdote.

Con tan mala suerte que me mandó al baño que estaba allí cerca. A mí se me había olvidado de lo nervioso que estaba, que allí había un servicio (baño). Yo tenía todo planeado para que me mandara a la parte superior –primer piso- y desde allí lanzarme a la calle.

Pero, en un abrir y cerrar de ojos, la suerte me favoreció. El baño no se podía abrir, lo habían trancado. En vista de que el cura no tenía las llaves, me indicó que subiera al primer piso…

---- ¡Eso sí…! ¡Bajas enseguida…! --Me enfatizó el sacerdote.

Una vez arriba, en el primer piso, me fui directo a bajar una escalera que tenía acceso a la calle, a través de una puerta de hierro. Intente abrir la puerta, pero, no pude. Tenía varios candados que no había visto.

Para disimular me detuve en la cocina, que ya la estaban cerrando, y le pedí a una de las cocineras, que me regalara un vaso con agua. Le hice la observación de que el cura me había enviado a buscar algo… Aparentemente, no tuvo malicia en ese instante… Una vez que me tomé el agua, aproveché que la señora me dio la espalda y subí al último piso que estaba en remodelación.

Obviamente, por estar en remodelación, tenía algunas puertas abiertas… Llegué a la orilla del piso, mirando la calle que estaba a los lados del edificio. Hacía abajo todo se veía oscuro y solitario. No había luz en ese momento en la calle. ¡Mi cálculo falló…! El segundo piso era muy alto… Tenía que tomar una decisión rápida… No había marcha atrás… ¡…Me lancé al vacío…!

Afortunadamente, caí sobre un cerro de arena. No me pasó absolutamente nada… ¡A correr…! ¡Jamás regresé al internado…! Sin embargo, las enseñanzas recibidas, aunque fuera por poco tiempo, nunca las he olvidado…





Por:
Eric Enrique Aragón