domingo, 4 de mayo de 2014

No se puede cosechar, lo que no se siembra

El hombre rural se esmera en preparar la tierra, procura conseguir buenas semillas y hace todo su mayor esfuerzo para que nada pueda afectar su siembra; aunque muchas veces por más cuidado que tenga, algo se le escapará de control, sobre todo, cuando se trata de fenómenos naturales. No obstante, los frutos que obtenga de su cosecha estarán de acuerdo al cuidado que tuvo con su siembra.

Los principios o reglas que se aplican en el sector primario de la economía; es decir, en el campo, tienen igual efecto en la vida personal de cualquier individuo. 

¡Qué lindo es soñar con hijos ejemplares!  Hijos que sean obedientes a su papá y mamá. Hijos que cumplan con las asignaciones escolares.  Hijos disciplinados, que ayuden en los quehaceres del hogar. Hijos que no pidan más de lo que se les puede dar. Hijos que no sean perfectos, pero, que llenen de orgullo a sus padres.

Gran dolor sienten los progenitores cuando ven que sus hijos no  respetan a nadie, ni siquiera a ellos… Su lenguaje está compuesto por palabras soeces, van muy mal en los estudios -si acaso asisten a la escuela.  Quieren estar todo el día chateando, metidos de cabeza en los juegos de video o escuchando canciones horribles. El razonamiento de ellos (los hijos) es totalmente nulo; su forma de hablar es pésima, desconocen lo que significa la superación o cuál es el valor de tener una excelente educación. Son tan torpes que imitan todo lo negativo sin preguntarse: ¿Será bueno o malo para mi vida?

¿Por qué actúan los mozalbetes así? Una pregunta fácil de responder; pero, difícil de cumplir.  Los hijos son rebeldes y muchos toman el camino de la perdición, porque carecen de motivación.  ¿Y qué les da a los niños y jóvenes el deseo de estudiar, aprender un oficio, practicar los preceptos morales y cristianos o ser cariñosos con sus padres?

El buen ejemplo y el cariño que reciben los hijos de sus padres, se transforma en la fuerza indestructible que tendrán (hijos) para no dejarse atrapar por lo negativo de la vida.

Sólo existe una oportunidad para la mamá y el papá de ofrecerles afecto, cuidados y el buen ejemplo. Compartir con ellos muchos momentos de la vida y escuchar con especial atención todo lo que deseen expresar, aunque nos parezca algo simple, tendrá un efecto poderoso en la vida de nuestros hijos. Visite la escuela de sus hijos, converse con los maestros y profesores; conozca a sus amigos. Acompáñelos a comer un helado… 

Si no practica todo esto con sus amados hijos –que por cierto es algo que llena de mucha satisfacción- llegará un tiempo que usted abrirá los ojos y se dará cuenta que hizo mal. Jamás se podrá recuperar de su dolor, porqué dejó escapar la oportunidad más hermosa de su vida. Y lo más triste y devastador es que sus hijos podrán estar perdidos en la vida por su culpa.



Por:

Eric Enrique Aragón