martes, 4 de octubre de 2011

La otra cara del desempleo


Se mira para todas partes, quizás esperando un milagro; el corazón palpita más rápido de lo normal, la sangre se siente como si fuese un gran incendio forestal; el decoro y la intolerancia se desvanecen como la neblina. La agresividad y los pensamientos dañinos, encuentran terreno fértil. En fin, se piensa que esto es una maldición y que no se debió nacer.

La desesperación, la angustia y el llanto se apoderan de uno. Es una cruz muy pesada. Se busca trabajo y no se halla. Cada minuto es más difícil; ya que se piensa en las deudas, pago de la casa, el gasto escolar… Y aún más caótico es ver y sentir a los hijos pidiendo comida... La pregunta forzosa: ¿Dónde está Dios? Se piensa en lo peor… Las ideas malignas clavan sus garras en toda la familia…

Ambos casos son testimonios de la vida real. Personas de la clase pobre viven este calvario. En la mayoría de casos, se ha convertido en algo crónico que ha desintegrado la vida familiar.

Vale la pena destacar, que cuánto más edad tenga la persona, mayor será el obstáculo para conseguir un empleo. Y obviamente, tampoco se podrá cumplir con los pagos de las cuotas a la Caja de Seguro Social; de manera tal, que la jubilación cada vez estará más lejos. “El daño emocional será irreparable”.

Indudablemente, este tipo de panorama es desgarrador para todos los individuos que lo padecen. Una parte significativa de la población carece de un trabajo digno -en los países en desarrollo-. Así que ellos conocen a la perfección, lo difícil que se vive en estas condiciones paupérrimas. Cabe resaltar, que en la actualidad, a menudo se aprecia a la clase media caer en estas penurias.

Por esta razón y muchas más, es urgente que los gobiernos analicen con seriedad el problema del desempleo, que se suma a otros factores negativos, que están acabando con la familia, la juventud y la sociedad en general.

Debe ser parte de una agenda de Estado –de todos los gobiernos- crear las condiciones necesarias, en el plano jurídico, financiero, político y social, para incentivar a la empresa privada a generar más fuentes de empleo.

Por otro lado, los empresarios deben tener más sentido social hacia los trabajadores. Es importante que los patronos sean justos y motiven siempre a sus colaboradores. Y nunca olvidar que la mejor fuerza laboral, es aquella que combina a los trabajadores jóvenes con los de mayor edad y experiencia.


Todo lo puedo en Cristo que me fortalece



Por: Eric Enrique Aragón


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