lunes, 1 de febrero de 2010

El valor de la vida...

Los seres humanos, no importa cual sea su origen social, económico o cultural, tienen algo en común: “todos están ocupados”. Algunos en las tareas propias de esta vida moderna, como lo es el trabajo, la escuela, atender a los hijos, pagar las cuentas, cumplir con los compromisos sociales… Y otros mortales, en ir al cine, al parque o de compras; estar con los amigos, ociosos, o sentarse a ver televisión todo el día; en fin, ya sea que hagan algo positivo o no, lo cierto es que siempre están ocupados.

Esta conducta que a veces nos conduce al estrés, confusión y agresividad es la normal hoy día. Sin embargo, pocos tienen el privilegio de darse cuenta a tiempo que menospreciaron todo aquello que verdaderamente tiene valor y que es lo único que le puede ofrecer al ser humano una mejor existencia.

Por ejemplo, pasar más tiempo compartiendo momentos agradables con los hijos, con la familia, hacer una oración a Jesús al acostarnos y al levantarnos; cuidar más la salud, caminar, ser amable con la gente, regalar una sonrisa, ayudar a un necesitado, etc.

Muchas personas cuando están al borde de la muerte, o la vejez les ha llegado, o han tenido serios fracasos familiares, o han sufrido accidentes graves, se dan cuenta que hicieron mal… Lamentablemente, para muchos será demasiado tarde…

¡Usted todavía está a tiempo de rectificar su conducta… Hágalo antes de que sea demasiado tarde…!

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